“La pintura es mi refugio”

Así se expresa Ligia García, graduada de licenciada en Humanidades con énfasis en español e inglés de Girardot, quien ya ha expuesto en varios sitios.

Por: Juan Carlos Monzón Solórzano-Oficina Asesora de Comunicaciones 

Nació con el don de la pintura. Así de simple. Ligia Adalgiza García, graduada del programa de Licenciatura en Humanidades con énfasis en Español e Inglés, recuerda que, desde muy niña en Girardot, le gustaba tomar los colores y una hoja y dibujar en el comedor de su casa. Ya cuando estaba en cuarto de primaria, la alcaldía municipal hizo un concurso de pintura y quedó en el tercer puesto. Ese hecho, que fue como una epifanía, le ratificó que esa era una opción para seguir explotando el gusto por los pinceles, las formas y las temperas. “Después en el colegio cada que abrían un concurso de pintura, yo siempre me lo ganaba”. 

Más tarde cursó el bachillerato en la Normal de Girardot en donde se formó como educadora. Allí demostró que tiene un cerebro prodigioso para manejar la proporción comparativa de una parte de un elemento pequeño y dibujarlo en una dimensión mayor. “Recuerdo que en décimo grado yo iba perdiendo cálculo y entonces se me acercó la profesora y me dijo: ´queremos que nos pintes unos murales. Acá están los dibujos en estas hojas. Si lo haces bien, pasas mi asignatura´. Lo hice perfecto y se los mostré posteriormente. Fue cuando ella me comentó: ´¿Cómo es que vas perdiendo mi materia, si puedes plasmar una imagen pequeña en una pared? Para eso se necesita cálculo´. Yo le contesté: ´Eso es algo que hago en mi cabeza, pero no sé cómo lo logro’”. 

No obstante, en su mente estaba otra vocación que la llamaba de manera insistente: el ser licenciada; por eso entró a estudiar en la Universidad de Cundinamarca, pero en el 2017 abandonó la carrera. Mientras tanto, trabajaba como normalista en Girardot. “En esa época, mi madre me dijo: ´hija, ¿qué quieres hacer?’. Yo le dije: ´pintar más, mamá´. Entonces me compró el bastidor, los lienzos y los pinceles. Fue una forma de apoyar mi gusto por este arte”.  

Y como el buen hijo vuelve a casa, Ligia se reintegró a la UCundinamarca en el 2018, una institución que la formó para la vida, los valores democráticos y la civilidad como reza el Modelos Educativo Digital Transmoderno. “Allí una vez un docente vio los rostros y cuerpo humano que yo pintaba y me ayudó a hacer mi primera exposición en Unicentro de Girardot. Recuerdo que muchos docentes de la universidad estuvieron presentes y me fue muy bien. Después expuse en el Colombo Americano y la gente le llamaba mucho la atención mis obras, me preguntaban por las mismas y empezaron a comprarlas”. 

Pero tenía un sueño, viajar a Estados Unidos con su profesor de inglés para exponerlas allá y crear un estudio en Girardot con el fin de enseñar a los niños a pintar. “Hablábamos mucho del proyecto y compramos entre los dos los materiales. Ya sabíamos las temáticas que él y yo íbamos a pintar, pero infortunadamente en pandemia, él se quitó la vida. Fue algo muy duro para mí. Me dio malgenio y frustración, pero uno no sabe por lo que pasa otra persona. 

Ahora ella quiere hacerle un homenaje. “Deseo crear una serie dedicada a los juegos tradiciones como el yoyo, la coca y el trompo, entre otros. También quiero sacar adelante la idea del estudio para que los niños aprendan a pintar”, comenta con un tono de voz lento que permite sentir la tristeza que aún la embarga por la ausencia de su docente y amigo. 

Por eso pone en marcha el principio de la Declaración de Persona Transhumana que promueve la UCundinamarca, la cual habla de edificar un estilo de vida que le permite ser feliz, amar, vivir bien y lograr su desarrollo personal.  “Con la docencia y la pintura he logrado la felicidad, son mi refugio”. 

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