“Gracias a la U. crecí como profesional y empresario”

Diego Cabrera, graduado de Administración de Empresas hoy tiene un exitoso restaurante campestre en el que atiende a 800 personas.

Por: Juan Carlos Monzón-Oficina Asesora de Comunicaciones 

Tiene 43 de años y desde que entró a la UCundinamarca a estudiar Administración de Empresas en el 2008 en Facatativá, decidió ser emprendedor. Primero gracias al ímpetu que le imprimieron los docentes, quienes siempre le decían en clase que fuera empresario y no empleado. “Esa fue mi mayor motivación, por eso me di a la tarea de crear una casa de banquetes llamada Luna Morena. Así, pronto busqué un lugar y empecé a meterme en ese mundo en el que duré diez años organizando bodas, fiestas de quince, primeras comuniones y despedidas, mientras estudiaba de noche. Recuerdo que los profesores siempre me mostraban de ejemplo, porque ponía en práctica lo enseñado en clase”. 

Le empezó a ir muy bien. Contrató varios empleados. No obstante, su vida daría un giro inesperado, ya que la administración municipal de la época empezó a cometer una serie de persecuciones contra el comercio. “Por eso un día decidimos unirnos todos y me propusieron que me postulara para ser concejal de Facatativá  con el fin de cambiar esa realidad. Acepté y ya llevo tres periodos defendiendo los intereses de la comunidad en general”. 

No obstante, cuando llegó la pandemia, todo cambio. Debió cerrar su emprendimiento con las consecuencias que eso traía para su economía y la de los que dependían de dicho negocio. “No fue fácil. Era una iniciativa que llevaba acreditada varios años, infortunadamente no hubo otra alternativa”. 

Pero gracias a las herramientas que le brindó su carrera en donde lo formaron con capacidad investigativa, conocedor del entorno y la realidad nacional y de los negocios con espíritu empresarial y gerencial, fue que empezó a husmear qué se requería tan pronto pasara la crisis sanitaria. “Vi en los medios de comunicación que los restaurantes al aire libre se podían convertir en una alternativa buena de negocio, tras largos meses de encierro. Así que hice un estudio de mercado que me confirmó dicho rumor y que me arrojo también que no había este tipo de negocios en las inmediaciones. Por eso decidí fundar un restaurante campestre. Entonces me puse a buscar y encontré una finca que estaba abandonada en el kilómetro tres vía Albán y a la que le quise, igualmente, llamar Luna Morena”.  

Para eso se dio a la tarea de remodelarla y tener una propuesta de valor fundamental: las carnes maduradas a la parrilla; una carta de menú variado; un óptimo servicio al cliente y el ambiente campestre que fue generando visitas de Bogotá, Mosquera, Albán, Sasaima, Villeta, y obviamente, Facatativá, entre otros lugares. “Tenemos allí una capacidad para atender a ochocientos clientes. Para eso contraté nueve personas de planta y los fines de semana treinta, que es cuando más se mueve el negocio. A lo anterior, súmele los proveedores de carnes, frutas, legumbres que nos ayudan. El sesenta por ciento de mis colaboradores, son estudiantes de mi universidad”. 

Sobre la visión que tiene de este negocio es claro, Diego aspira a seguir creciendo en un sector que requiere de mucha entrega, porque como dice el refrán: el que quiere tienda, que la atienda, o si no, que la venda. “Ya nos posicionamos entre los restaurantes favoritos de la zona Sabana de Occidente. Antes, la gente si deseaba ir a un buen lugar, le tocaba viajar hasta El Rosal, ya no, porque estamos nosotros. Con todo esto, esperamos continuar creciendo gracias al voz a voz y a la implementación de una campaña digital que haremos en los próximos meses. Es un trabajo duro, ya que uno se levanta temprano y se acuesta tarde coordinando todo para que funcione bien, pero es algo que a mí me gusta”. 

De la universidad que lo formó para la vida, los valores democráticos, la civilidad y la libertad, este concejal y restaurantero es categórico en afirmar que le debe mucho. “Logré poner, los conocimientos que había adquirido en la institución, en mis negocios y eso no tiene precio”.  

Cuando se le pide que dé un consejo a los jóvenes de la UCundinamarca acerca del proyecto de vida laboral que deben tomar, Diego afirma al respecto, que el camino del emprendimiento es lo mejor. “Yo no me formé en una universidad para ir a ayudarle a hacer plata a otro.  Esa idea se la debo a los docentes quienes siempre nos decían, estudien y creen empresa, es lo mejor que pueden realizar. Respeto a los que toman el otro camino, pero ese no fue mi caso”. 

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