Graduado monitorea los riesgos de desastres en el país
Se trata de Luis Carlos Barreto, quien desde la Unidad Nacional para Gestión del Riesgo de Desastres, dirige, organiza y articula este macroproceso.
Por: Juan Carlos Monzón-Oficina Asesora de Comunicaciones
Y es que es una responsabilidad inmensa para este ingeniero agrónomo que estudió en Fusagasugá y que se ha hecho a pulso, gracias a una palabra que menciona con inusitada frecuencia: resiliencia.
Es así, como bajo su mando, trabajan ciento catorce empleados que van registrando lo que pasa en el 1´142.000 kilómetros cuadrados que tiene Colombia, un país atravesado por tres cordilleras, lo cual lo hace uno de los más vulnerables a los desastres naturales, según el Departamento de Estado de los Estados Unidos.
Pero sus inicios no han sido fáciles. Proviene de una familia trabajadora y sencilla. Entró a la UCundinamarca, gracias a su empeño en ser profesional. “No vengo de una clase privilegiada; por eso, desde muy joven, empecé a laborar como cotero en la Plaza de Mercado Caballero y Góngora del Espinal. Yo cargaba bultos de papa, verduras a los camiones días los sábados y domingos. Con lo que ganaba, me pagué la universidad, a la cual debía asistir de lunes a viernes”.
Así cumplió su meta de ser profesional gracias a la UCundinamarca que lo formó como un sujeto libre, que se explicó en el otro y en la naturaleza y que, a través del diálogo y la construcción, como ideal regulativo, forjó su identidad y desarrollo personal, se apropió del contexto local y actuó como una persona transhumana que cambia la realidad. “Tan pronto terminé, trabajé con una empresa que hacía gestión inmobiliaria para Ecopetrol. Después en el ICA y de ahí pasé a ser coordinador del Comité Local de Prevención y Atención de Desastres y coordinador del Consejo Municipal para la Atención Desastres, creando la Dirección de Ambiente Riesgos y Tierras de Fusagasugá, entre otros cargos. Así fue que empecé a meterme en esa temática, por eso hice una especialización en Gestión Ambiental para profundizar más en dicha área”.
Pero lo que lo catapultó como un profesional competente fue una avalancha que se presentó en Fusagasugá en la Avenida las Palmas que dejó dos muertos y una decena de casas destruidas. “Fue lo que los expertos llamamos una avenida torrencial. Toda esa experiencia acumulada, sirvió después para que me nombraran en 2016 en el cargo de subdirector del riesgo en la Gobernación de Cundinamarca”.
En eso duró un año y es cuando aparece la palabra resiliencia como la capacidad que tiene una persona para superar la adversidad y la cual menciona con inusitada frecuencia cada vez que puede. “Estuve tan solo un año, porque yo no era cuota política de nadie. Fue cuando empecé a tocar puertas y no quisieron contratarme. Todos me decían que muy interesante el currículum, pero de ahí no pasaba”.
Por eso fundó una empresa llamada Acciones Resilientes SAS y una fundación a la que le puse por nombre, Comunidades Resilientes como una forma de demostrar que podía salir adelante solo. “Con la primera empecé a hacer consultorías sobre la política pública de gestión del riesgo y los instrumentos que se requieren para tal fin. A eso me dedicaba cuando en el 2020 vino la emergencia sanitaria por el COVID- 19. Ahí se me incrementó el trabajo. Asesoré a ocho municipios del Sumapaz haciéndoles los planes de acción de la declaratoria de calamidad pública. Con esos recursos, ayudé a mi familia que vivía del transporte y no podía hacerlo. Con la segunda, realicé jornadas de ayuda a las comunidades más necesitadas”.
Así entró a laborar en la UNGRD
Su reconocimiento en el medio en que se desenvuelve ha sido grande, por eso el director general de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), doctor Olmedo López, lo llamó el pasado 30 de junio para posesionarlo. “Me dieron la oportunidad de presentar mi hoja de vida entre varios candidatos y fui elegido. A ellos les gustó que vengo de provincia y conozco a fondo la temática. Ahora tengo el reto de identificar los escenarios de riesgo que están sujetos a fenómenos como los geológicos, los meteorológicos, los antropogénicos –generados por el hombre- los tecnológicos y los biológicos, ejemplo, el COVID-19. Desde acá, les hacemos monitoreo y se les da a conocer a las diferentes entidades para que actuemos de manera coordinada”.
A esa responsabilidad le han sumado otro gran reto profesional y en el cual, el presidente, Gustavo Petro, tiene puestas muchas expectativas. “Me nombraron padrino de la Guajira. Me posesioné en el Batallón Cartagena de Rioacha. Mi responsabilidad será llevar agua a la región y mejorar las condiciones sociales de esa población”.
De su universidad que lo formó para la vida, los valores democráticos y la civilidad, guarda un agradecimiento eterno. “Allí aprendí el valor de la palabra resiliencia y cómo adaptarnos para superar la adversidad. En ese orden de ideas, los del común, que carecemos de palancas, tenemos que estar listos para cuando nos abran las puertas, aprovechar la ocasión, porque las oportunidades, son pocas”.
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