Michael Mancera, gimnasta de marca mayor
Este joven que estudia Ciencias del Deporte ha ganado medallas en los bolivarianos, suramericanos y panamericanos y es un ejemplo de tesón ante la adversidad.
Por: Juan Carlos Monzón - Oficina Asesora de Comunicaciones
“Mi inclinación por la gimnasia artística viene por parte de mis dos hermanos mayores quienes la practicaban. En esa época yo los veía en el patio de la casa haciendo muchas figuras como media lunas y flic flac que consiste en saltar hacia atrás, entre otros ejercicios” comenta Michael.
Y fue eso lo que los motivó a ellos a llevarlo con tan solo cinco años a una convocatoria del IDRD para niños de esa edad. “Recuerdo que el entrenador Jaime Galindo me puso a subir lazo, hacer abdominales, a correr y a realizar pruebas de flexibilidad. Yo ya me sabía todo eso y fue así como me seleccionó entre un grupo de compañeritos para empezar mi proceso de formación”, recuerda hoy, con 26 años.
Así se fue formando como quien forja el hierro caliente en un yunque y para eso participaba en cuanta competición infantil había en un deporte que es uno de los más exigentes que hay en el mundo y en donde el riesgo de lesiones está a la orden del día. “Así fui mejorando hasta llegar a participar en categorías de juvenil y adultos”.
Y es que su rutina es exigente. A la semana, practica entre seis y ocho horas durante siete días ya que es consciente que no hay excelencia sin exigencia. “He tenido que balancear mi deporte con la universidad y para ello no puedo inscribir todas las materias que quisiera, pero ahí voy poco a poco sacando las dos actividades al tiempo”.
No obstante, los frutos se han dado en diferentes competiciones tanto nacionales como internacionales, pues hace parte de los deportistas élite que tiene el comité olímpico colombiano. “He participado en juegos nacionales donde obtuve medalla de oro, en los Juegos Bolivarianos de Valledupar en donde gané medalla de oro, en los Juegos Suramericanos con medalla de plata en Lima, Perú, en los Juegos Panamericanos de gimnasia en donde logré medalla de bronce en Rio de Janeiro, Brasil” comenta con orgullo.
Pero todo ese trabajo se ha venido al traste en dos ocasiones producto de llevar el cuerpo al límite. “Tuve hace un tiempo una fractura de tobillo al caer mal en un entrenamiento. Fue difícil, pero salí adelante. Estuve dos meses enyesado y tres meses de recuperación. Así empecé de nuevo a competir y al año, volví a fracturarme el mismo tobillo. En ambos casos, todas las horas de entrenamiento se fueron al traste”.
Y es que, a partir de estas circunstancias, Michael ha aprendido un término muy importante que lo pone en práctica cada vez que hay un obstáculo. “En la gimnasia hay que tener mucha resiliencia para sobreponerse a las adversidades. Es un deporte en donde se debe tener disciplina, pasión y amor, ya que, en competición, solo se tiene una oportunidad para demostrar lo que sabes ante los exigentes jueces”.
Hoy, gracias a la formación académica recibida por parte de la UCundinamarca, comprende mejor lo que quiere su técnico. “La universidad me ha enseñado muchas cosas que desconocía desde lo teórico con lo cual me ha ayudado a aclarar cómo es mi proceso de entrenamiento. Por ejemplo: ya sé la importancia de las cargas al hacer los ejercicios y la intensidad de los mismos, entre otros aspectos. Antes decía: para qué me manda a hacer eso mi entrenador, ya no, porque ya aprendí el qué y el para qué de mi proceso de acondicionamiento físico”.
Ahora su tiempo que es bien escaso lo está repartiendo estudiando japonés ya que aspira a emigrar a dicho país. “Mi objetivo es terminar mis estudios e irme para allá. Para eso estoy haciendo un curso del idioma y ya estoy practicando la escritura de los Kanji -ideogramas- y su pronunciación llamada Katakana, pues quiero postularme a una beca para estudiar gimnasia y de esta forma subir mi nivel “.
Así es este joven quien también trabaja en las Escuelas de Formación Deportiva del IDRD con niños brindándoles el conocimiento del espectacular mundo de la gimnasia, tal y como él la recibió hace 21 años por parte de su entrenador Jaime Galindo. “Trabajar con ellos es muy gratificante ya que puedo transmitirles mucho de lo que sé”.