¿Por qué nos llamamos Cundinamarca?

A primera vista, el nombre de nuestro departamento parece de origen europeo, pero la verdad es que es indígena y nos hace pensar en la fauna de la región.

Cundinamarca, a primera vista, parece un sustantivo concebido para emular el nombre Dinamarca, que lleva este país de Europa desde casi la época de los vikingos, cosa que quedó atestiguada en las famosas piedras de Jelling. Y hay motivos para caer en esta confusión, ya que en Colombia son varios los ejemplos de ciudades o regiones que comparten su nombre con otros lugares del mundo (ejp. Antioquia, el departamento, y Londres, el barrio de Bogotá). Pero es todo lo contrario. Cundinamarca, realmente es una deformación del término chibcha Kuntur Marga, que vendría a significar ‘lugar del cóndor’.

Este hecho poco conocido, deja manifestada la gran influencia que tuvo y tiene la cultura Muisca, que era la que hablaba la lengua chibcha, en la ordenación territorial colombiana. Y, además, demuestra la gran importancia que ha tenido el cóndor de los Andes o Vultur gryphus, que es su nombre científico, para todas las generaciones de habitantes de nuestro departamento.

Sin embargo, desde finales del siglo pasado, esta ave cuya envergadura de punta a punta de sus alas es de 3,15 metros, y cuya altura alcanza los 1,30 centímetros ha sido amenazada por distintos factores como la cacería furtiva, la destrucción de su hábitat y el envenenamiento de su alimento, que en su mayoría es carroña, es decir, cadáveres de animales en descomposición, que precisamente murieron por ingerir veneno.

El hábitat del cóndor de los Andes es nada más y nada menos que el páramo, un tipo de ecosistema donde se recoge el agua de la precipitación (neblina) para alimentar grandes cuencas hidrográficas. De hecho, el 70 % de los páramos del mundo se encuentra en Colombia, y es Sumapaz, ubicado en Cundinamarca, el páramo más extenso del planeta. Desde la Universidad de Cundinamarca, la importancia de estos ecosistemas y de los servicios medioambientales que aportan al país, los campesinos y la comunidad académica, se han podido revisar en distintos productos de la Dirección de Investigación y la Editorial.

Pero volviendo al cóndor, hoy se ha declarado como especie amenazada, y la preocupación por su supervivencia va en incremento, desde que el año pasado en la revista Science se publicó una carta que decía que : “La población mundial de esta especie probablemente no supera los 6.700 individuos y está disminuyendo de manera preocupante en toda su área de distribución”.

Ciertamente, al cóndor le ha jugado en contra sus hábitos gregarios y reproductivos contra las amenazas de la actividad humana, ya que, está ave es monógama y pone un solo huevo cada año. Sin embargo, así como el amarillo y verde de los colores institucionales de la Universidad rememoran la riquesza cultural de las civilizaciones indígenas de Cundinamarca, el cóndor es también un símbolo de libertad para los habitantes del departamento.

Después de todo, el Kuntur (en chibcha) puede alcanzar alturas de más de ocho mil metros, sin tener que gastar mucha energía moviendo sus alas, ya que esta especie de ave, que puede ser pesada (entre 11 y 13 kilos) planea por los riscos de las montañas, aprovechando las corrientes cálidas de aire. Este detalle, para los muiscas del altiplano convirtió al cóndor en el dios del viento.

En ese orden de ideas, la Universidad de Cundinamarca, que lleva en su nombre el del departamento, es la Universidad del lugar del cóndor, el lugar del dios de la libertad y del viento, y teniendo esto en mente desde el Modelo Educativo Digital Transmoderno (MEDIT) se ha auspiciado el conocer y proteger las especies del altiplano.