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¡Escucho voces!

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Conoce a continuación doce relatos elaborados por estudiantes y docentes del programa de Enfermería de la UCundinamarca Seccional Girardot, que describen sus percepciones, vivencias y experiencias personales frente a la actual pandemia del COVID-19, los cuales fueron recolectados por la enfermera y docente Adriana Hernández Bustos.

Relato #1:          

¿Cómo me siento frente a la cuarentena?

Pienso que este virus ha sido de las pocas cosas que realmente le ha hecho daño a la colectividad social, si me preguntan mi sentir respecto a la cuarentena, siento que es la pérdida de libertades e interacción social, es asumir un estado de aislamiento parcial y suspensión de la mayoría de actividades productivas, es sentirse y estar solo.

Si bien el confinamiento es una medida preventiva obligatoria, los adultos mayores y gran mayoría de jóvenes sentimos pánico de salir, si antes temíamos por la integridad y los riesgos inherentes al medio, hoy no solo tememos por la seguridad, violencia o impuestos, hoy salir es una contrariedad a la vida.

El Estado colombiano habla de garantías frente a la enfermedad a fin del sostenimiento eficaz de los sectores productivos, aun así, sin desmeritar esfuerzos pienso que no se ha llevado de la mejor manera, solo se ha garantizado el endeudamiento del ciudadano del común, y el empeoramiento de su acceso a los recursos, sin hablar.

Sin embargo, los espacios de confinamiento no representan un modelo de garantía eficaz frente a la enfermedad y decadencia social, los modelos productivos y políticas fallidas de aseguramiento económico nos afectan a todos (el acaparamiento de los víveres por los llamados peces gordos, así como la inequidad social en la que vivimos), a diario observo como la cuarentena afecta la economía del hogar, para muchos sectores vulnerables, incluyéndome.

Así mismo existe un estado de limitación para quienes no disponemos de recursos para aprovechar las ventajas de la tecnología y conectividad siendo un recurso subjetivo a las necesidades básicas para vivir, pero tan indispensable para educarse y poder desarrollarse en esta modernidad.

Al preguntarme que me ha dejado este contexto de cuarentena, puedo decir que me siento más vulnerable emocionalmente, lleno de temores y prejuicios, con un sentir de debilidad frente a la enfermedad. Si bien el amarillismo característico de nuestra sociedad influye trataré de no dejarme decaer, al menos no en una desesperanza aprendida.

Relato # 2:

Posición frente a la pandemia y cómo la enfrento

“Hoy nos estamos enfrentando ante una batalla entre la vida humana y el planeta”

Esta situación como una persona del común considero que es un cambio muy drástico frente al diario vivir de toda la población, se empiezan a presentar y sentir una serie de cambios a nivel de las reacciones emocionales, pues es una situación muy compleja a la que no estábamos preparados y muy difícil llegar a acostumbrarnos, sentimientos encontrados salen a la luz, temor y preocupación por su salud y la salud de mis seres queridos, se siente un estrés generado por la experiencia de revisarme o ser monitoreado por otros para ver si tengo signos y síntomas de COVID-19, pues es una situación incómoda pero son necesarias, de cierta manera me siento triste, enojada y a veces frustrada porque me encuentro lejos de mi familia, el miedo que ellos sienten de contraer la enfermedad o que yo la contraiga, pero aun así intento comunicarme con mi familia por cualquier medio tecnológico, no perder contacto con ellos para así no sentir esto como un distanciamiento, sino una experiencia de vivir algo nuevo y difícil pero que nos lleva a reflexionar.

Es ahí donde entra mi papel de estudiante e intento dialogar con ellos y con todas las personas que me rodean y pueda ayudarles, explicarles la situación para así mismo tranquilizarlos y generar una buena comunicación, no generarles preocupación, también enseñarles acerca de cómo protegerse del virus, explicarles porque corren mayor riesgo a contraer el virus debido a sus antecedentes patológicos, que no se sientan socialmente aislados, pues es una situación que estamos viviendo todos y debemos tomarla con la mejor actitud y de una forma tranquila para no generar más problemas de salud.

Como profesional de enfermería,  educar a todas las personas de la importancia del cuidado en casa, de evitar los riesgos de contagio, pues se pueden tomar medidas que no afecten la salud, si me enfrento a una situación de un paciente con COVID-19, poner la frente en alto y poner en práctica toda mi educación para brindar un cuidado óptimo, priorizando el bienestar de las personas, sin dejar un lado mi bienestar tomando todas las medidas de protección, motivar a todas las personas que pueda, sobre cómo cuidar su propia salud emocional, pues a veces somos el apoyo emocional de los pacientes y debemos enfrentarlo de una manera honesta, con la mano en el corazón y ponernos en la situación de aquellas personas, podría ayudar a las personas a conectarse con sus familiares y seres queridos para reducir la angustia y la sensación de aislamiento social, pues nuestro trabajo es buscar un equilibrio entre el bienestar de la salud, el bienestar sentimental y espiritual de cada paciente.

Para concluir quiero decir unas palabras que me reconfortan y me llevan a reflexionar del  por qué tuvimos que pasar esta situación y entonces pienso y me digo a mí misma, esto es como cualquier otro problema de la vida, hoy hacemos parte de la solución ante la difícil situación que atravesamos cada uno con motivo de la pandemia del COVID-19, se debe empezar por adoptar una actitud positiva, verle el lado bueno a esta situación y aprender de ello, pues nosotros mismos estamos acabando con el planeta y hoy nos estamos enfrentando a una batalla en defensa a él mismo, pues nos jugó de una manera inteligente por bienestar de él.

Aunque resulte curioso, un problema que al principio resultaba simple y que no creíamos que podría llegar a nuestro país, llegó y nos golpeó tan fuerte, pero también logró ser ese motor de cambio que permite no solo afrontar la situación de corto plazo, sino también de largo plazo y entrar en conciencia si estamos haciendo las cosas bien y que debemos hacer por preservar nuestro planeta y preservar nuestra vida. Por ello, debemos encontrar un equilibrio entre cuidar nuestra salud y la salud de todos, así como cuidar nuestro hogar común que es el planeta.

Relato # 3:

Sentimientos en cuarentena

Nunca imaginé que en la historia de mi vida contaría que sobreviví a una pandemia y mucho menos que la viviría alejada de mi familia. Desde que se declaró la cuarentena supe que debía quedarme en Girardot, por temas de estudio, la conectividad es mucho mejor. Pero no puedo negar que los extraño mucho, a toda mi familia. Trato en lo posible de comunicarme con ellos todos los días, por llamada o videollamada, de igual forma tengo un grupo de WhatsApp con mis hermanas y por ahí nos comunicamos; a ellas tuve que enseñarles cómo se manejaba Zoom y Skype para que pudieran recibir sus clases virtuales, ellas están en décimo grado.

Llevo dos meses encerrada en mi apartamento en compañía de mi amiga Viviana, puedo decir que somos tremendo equipo, cada una hace las cosas que le gusta en la casa y nos complementamos muy bien; hemos bailado, cocinado, hemos hecho ejercicio, nos hemos maquillado y sobre todo nos hacemos compañía. Además de todo eso, recibimos clases virtuales que en realidad ha sido todo un reto el proceso de adaptación a esta modalidad, durar 5 o incluso 6 horas mirando un computador es agotador, pero fue la única solución que se encontró. El show debe continuar.

A este punto donde ya casi terminamos con el semestre, me siento agotada, en ocasiones triste con todo lo que está pasando, pero con muchas esperanzas de que todo esto terminará, que volveremos a las calles –con precaución- tengo la esperanza de poder viajar a ver a mi familia, han pasado meses y nunca había estado tan distanciada de ellos. Tengo la esperanza que las clases volverán a la normalidad, que volveré a ver a todos mis compañeros, me volveré a reír con ellos, o simplemente los abrazare y les diré lo mucho que los extrañé. Volveré a mis clases con toda la energía para seguirme formando para ser una enfermera profesional, para dar parte de mi vida a los demás, porque ahora que todos estamos pasando por esto la sociedad se dio cuenta el valor que tiene nuestra profesión; que somos humanos cuidando humanos, que sin importar las circunstancias estamos “en primera línea”

Son tiempos difíciles y no se puede negar que vienen tiempos de cambios para todos, pero solo depende de la actitud que le ponemos a las situaciones para poder enfrentarlas, por mi parte he puesto la mejor actitud, el encierro no es fácil pero yo soy consciente de eso, por ende yo misma me hago las cosas fáciles; ocupo mi mente, hago cosas nuevas, o simplemente me acuesto en mi cama y miro al techo y pienso en lo que está pasando. Esta cuarentena me hizo entender que el exterior no es del todo importante; estoy en mi apartamento con mi amiga y por medio de un celular tengo a mi familia. Es suficiente para mí.

Relato # 4:

¿CÓMO HE VIVIDO MI CUARENTENA?

Bueno, desde el primer momento que en las noticias avisaban que teníamos que estar en cuarenta, que teníamos que tener aislamiento preventivo y que los municipios estaban cerrando sus puertas para el ingreso de personas. Desde ese momento empecé a pensar que será de nosotros, esto no será solo por un mes como lo decían, que pasará con mis estudios, que pasará con mi relación, si afrontaríamos estar tanto tiempo lejos, que pasará con mi familia y que pasará con mis conocidos. El día que dejé Girardot fue algo difícil por qué dejaba a mi novio sin saber cuándo lo podría volver a ver, dejaba mis estudios a medias sin saber si podíamos seguir o qué solución nos iba a dar la universidad, en fin. Llegando a fusa, mi familia preocupada por la situación del país tomó medidas de no salir de casa y pedir todo por domicilio, duramos más o menos 4 semanas que no salíamos a la calle pese a las medidas tomadas de pico y cédula, sin saber si lo que decían en los medios del municipio fueran verdad, que no había llegado aún el mal nombrando coronavirus. Pasaron los días y quizás por el estrés de estar en casa encerrado mi corazón empezó a fallar, en dos episodios tuve anginas que requirieron control hospitalario por mis antecedentes, después empecé a tener arritmias y no cualquier clase de arritmias, eran tan malignas estás que un primer episodio el dispositivo que tengo implantado un CDI hizo tres descargas en menos de 5 minutos y en un segundo episodios con una Fc de 325, el CDI hizo su trabajo y me reinició, como lo dice mi cardiólogo.  Gracias a estos episodios y digo gracias porque si no hubiera sido por esos dos episodios que para mí y mi familia fueron algo traumáticos, no me hubieran encontrado el origen y la solución a lo que padezco.

Durante esta crisis mundial he pasado de mi casa al hospital y del hospital a la casa, extrañando las personas que más amo, queriendo que muchas de ellas me estén acompañando en estos momentos, actualmente me encuentro hospitalizado el Hospital San José a esperas de un procedimiento quirúrgico que puede dar una solución a mi patología, viendo a mi familia por una pantalla de un celular y recibiendo la visita una vez a la semana de mi papá, que por motivos de salud y de experiencia en Bogotá fue el único que puedo viajar y estar conmigo en estos momentos, cuidándome en todo momento y utilizando todas las medidas de prevención. Desafortunadamente estoy en un hospital habilitado para COVID-19  y como dice mi mamá estoy en frente de batalla pero no contra ese malévolo virus si no en salvar mi corazón.

Relato # 5:

Pandemia: un sentir diferente

Definitivamente esto es algo que nadie se esperaba, incluyéndome. Desde que inicio y se instauró la cuarentena en Colombia he tenido días de subida y días de bajada, últimamente son van más de bajada, la quiebra económica que tienen todos los sectores sociales es grande y eso aplica para mi familia monoparental perteneciente a la clase obrera del país que sin dinero no hay comida, no hay acceso a servicios “básicos” y cuesta, a mi mamá le cuesta mucho poder hacer que todo esté bien. Todo esto ha afectado la salud mental de ambas en una manera que no conocía hasta la fecha, pero trato de ser fuerte y positiva para que ella este bien.

Académicamente hablando… Ya no hay actitud positiva ante un aprendizaje virtual, no es que aprenda mucho, posiblemente no lo disfruto y tal vez ahí está la revelación del secreto de porque no logro aprender de la misma manera. Llevo cuatro semestres oficialmente siendo formada para ser una enfermera con capacidades idóneas para la atención en salud y eso ha dejado en mí una actitud hacia la pandemia de responsabilidad con los míos, de educar en medidas de aislamiento y su importancia, creo que la gente debería tomar más conciencia de la situación, la gente tal vez no quiere lo suficiente a los suyos.

La conciencia ante esta situación la he adquirido a través del conocimiento, entiendo y explico a otros como es más importante la salud que el dinero, no hay dinero que valga lo suficiente ante la necesidad de estar sujeto a ventilación mecánica invasiva, no valdría de nada si te vas y tu familia se queda sin comida.

Esto puede durar semanas o meses y estoy a favor de que dure lo suficiente con tal de conservar a mi mamá conmigo, incluso a favor de estudiar de manera virtual con tal de no contagiarla porque posiblemente mi capacidad pulmonar toleré el daño, pero ella que es perteneciente a población de riesgo no y eso en definitiva es un precio que no pagaría ni siquiera por estudiar. Si ella falta no habrá estudio, comida y en ese caso mi salud mental estaría más en bajada de lo que ya la tengo.

Relato # 6:

¿Por qué tenemos que llegar a vivir situaciones difíciles para valorar hasta lo más mínimo?

En el año 2020 se tenían expectativas diferentes, dar continuidad a proyectos ya en ejecución, seguir adelante con todo lo que tenemos planeado como lo es en un inicio de un nuevo año con mucha prosperidad; pero nunca pensamos en vivir una situación tan difícil y compleja como la que estamos viviendo a nivel mundial, como bien sabemos la llegada del SARS-2 O COVID-19 ha dado un giro de 180 grados a nuestras vidas.

Desde mi punto de vista me cuesta creer la situación que se está viviendo, en mi aspecto personal tengo muchos roles que realizar cada día, soy hija de padres separados, soy hermana de dos hermosas mujeres que se encuentran en diferentes etapas de la vida, una de ellas es una joven emprendedora con muchas ilusiones de salir adelante y la otra es un una pequeña traviesa de ocho años que ha tenido que vivir cosas muy difíciles, pero estoy yo presente como su hermana mayor que busca lo mejor para ellas, soy una feliz mamá de una hermosa niña quien me ha acompañado durante hermosos siete años, ella es mi mayor razón e ilusión para cada día proponerme a realizar mis metas, para brindarle una calidad de vida estable y con mucho amor, también soy esposa de un hombre que ha estado conmigo durante 4 años, no es el papá de consanguinidad  de mi hija, pero si ha hecho el rol de un excelente padre.

Durante este periodo he aprendido a dar el valor a cada cosa, por más mínima que la veamos, para mí es valioso el hecho de poder respirar, caminar, poder mirar y observar bellos paisajes, caminar libremente por las calles sin temor, era un gran privilegio que teníamos y hemos perdido ya que ahora por el confinamiento debemos estar en cuatro paredes a la espera de una aprobación para poder salir sin ninguna limitación o restricción. Olvidé dedicar tiempo de calidad en familia, debido al afán que vivía día a día, lo había olvidado ya que en la actualidad soy estudiante y trabajo en la E.S.E Hospital de Cundinamarca como auxiliar de enfermería en el servicio de Ginecología, debo cumplir con mis responsabilidades y en ocasiones siento que no puedo con tantas responsabilidades, pero la llegada de este inoportuno virus, hizo un stop en mi vida y mis afanes para poder compartir más tiempo con mi familia.

Por otra parte al ser personal sanitario tengo mucho miedo ya que me encuentro expuesta en primera línea, ya que en pueblos aledaños ya se encuentran casos positivos para COVID-19, en el área laboral todo ha cambiado, nuestra forma de vestir, nuevos protocolos, durante estos meses he podido evidenciar dos tipos de formas de pensar en el entorno que me encuentro, ya que unas personas piensan que el COVID-19 es una enfermedad normal que se puede controlar y no le dan la importancia a utilizar los elementos de protección personal por el simple hecho de que no tenemos caso positivos en la institución, y el otro tipo de pensamientos que he percibido son personas que se encuentran temerosas, ansiosas de esperar ese momento de enfrentarnos a tan agresivo virus llegue a nuestra institución, es difícil contener las lágrimas debido a  que en lo único que pensamos es en el bienestar de nuestros seres queridos, no sabemos que vamos hacer en caso de contagiarnos ya que muchos no tenemos otro lugar diferente a nuestro hogar.

Es triste ver como el gobierno y los  entes administrativos de la instituciones de salud no proporcionen todos los elementos de protección personal a todo el personal de la salud, ver muchos colegas enfrentados a  la muerte por solo el hecho de servir como lo es el propósito del enfermero, algo muy curioso y que quiero compartir, es una experiencia que viví a inicios de la llegada del coronavirus a Colombia, puesto que en la institución que me encuentro expusieron la propuesta al personal que voluntariamente quisieran hacer parte del equipo de covid, al ver las noticias y ver las alarmantes cifras de personas contagiadas, ver la velocidad que este virus ataca nuestro cuerpo y lo debilita hasta llevarlo a la muerte, me hizo pensar que yo debería estar en ese equipo, porque mi mayor sueño es ser la mejor profesional de enfermería, poder brindar un buen servicio, tener la capacidad de estar en momentos críticos para salvar vidas, por esta razón me quería postular hasta que llego el día en que me desplazaba para mi turno y mi hija  con lágrimas en los ojos me dijo “mamita no quiero que estés en covid te quiero conmigo” desde ese momento tengo mucho temor de enfrentar este virus, debido a que tengo una hija que me espera en casa la cual amo y quiero compartir cada etapa de su vida.

Por esta razón, sé que debo darle valor a cada día nuevo, cada momento junto a mi familia, no han sido momentos fáciles pero si sé que existe un Dios que nos guarda y nos protege, que cada noche que me dispongo a recibir mi turno me encomiendo al cuidado de él, y tengo claro que si tomo todas las medidas de protección estaré bien, dispuesta para brindar mi mejor servicio a los pacientes que se encuentran con los mismos temores que el personal sanitario, por esto debo decir que no todo ha sido malo que todos estos cambios han conllevado a ser mejores personas y recuperar momentos perdidos.

Relato # 7:

Algo que no esperábamos

Para mi esta situación que estamos viviendo es algo que nunca esperé e imaginé, que podría  llegar a pasar, ante esta  problemática nos sentimos tan diminutos e indefensos ver como tanta gente muere y no poder hacer algo rápido para poder poner fin a esto, como estudiante de una profesión de salud como es la enfermería que es una carrera tan humana y lo que siempre buscamos es la salud y el bienestar de la persona me gustaría estar aportando mi ayuda para todas estas personas que lo necesitan, pero aun no puedo porque me faltan muchas capacidades y conocimientos que adquirir para que este cuidado sea completo y por eso mismo me da tanta impotencia no poder hacer nada, de la manera que soy útil ayudando es no saliendo a las calles para prevenir el riesgo de contaminarme y contaminar a mi familia que es lo más importante para mi vida, utilizando las medidas de protección que más podamos y concientizar a la gente cercana a mí de la importancia y de la gravedad de este problema por el que está pasando el mundo.

Al principio de esto pensé que podría ser pasajero y dije bueno un tiempo acá en mi casa, con mis papás que los extraño mucho cuando estoy lejos estudiando  me va hacer bien y me servirá para relajarme un poco y despejar mi mente, pero a medida que pasaban los días y veía que esto se alargaba más y más, no me empecé a sentir muy bien tanto mentalmente como de salud , por mi mente pasaban muchas cosas que me atormentaban, y me hacían llorar de la nada , mis cambios de humor repentino, y sentía que no podía compartirlo con nadie porque probablemente  no me iban a entender, no me sentía muy bien de salud, mi cara se empezó a brotar, tuve problemas de estreñimiento, y sentía que esto no me ayudaba para estar tranquila, trataba de estar lo más ocupada y entretenida para no pensar en cosas que alteraban mi mente, acumulando todas estas emociones y tragándomelas para mí, extraño mis amigos, otra parte de mi familia, estoy  acostumbrada de pasar tiempo los fines de semana con mi hermano mayor que no vive conmigo, salimos a almorzar con mi cuñada  y mi mamá, salimos a comer, vamos a cine, pasamos momentos muy agradables y felices, lo que llena de sentimiento no poder compartir con él, extraño mi universidad, al menos podíamos respirar otros aires, estar en otros ambientes y realizar más actividades, tuve que pedir cita médica, tomarme exámenes los cuales salieron bien, me mandaron medicamentos para tratar otros problemas, a medida de esto empezó a mejorar mi situación, mi ánimo, mi tranquilidad.

Pero no todo es malo este tiempo me ha ayudado a compartir más con mi papá, con el cual durante toda mi vida no he llevado una relación muy apegada a él porque es una persona muy seca, que no demuestra ni dice sus sentimientos y cree que dándome todo lo que necesito y dinero para lo que le pida es un buen papá, pero yo no lo juzgo porque en parte yo soy igual no soy muy buena demostrando mis sentimientos y nunca he hecho nada para acercarme más a él, pero este tiempo me ha dado para hablar más con mi papá, leemos juntos ya que es algo que a él le gusta mucho, hemos visto películas que le gustan, con mi mamá si soy más apegada hablamos mucho, cocinamos postres que me encantan.

En el tema de la universidad me he sentido motivaba con los temas, he obtenido buenas notas, y pues dada la situación no es fácil, pero yo creo que nosotros estamos capacitados para podernos adaptar a esto y hay que hacerlo más fácil, para los docentes pienso que tampoco ha sido fácil, pero ellos están dando todo de ellos para poder brindar la mejor información y que nosotros la podamos entender como si estuviéramos en un salón de clase, no soy muy buena expresándome, pero creo que esta situación es algo que se nos salió de las manos y que no pudimos ni hemos podido controlar, y que las cosas no van hacer iguales y pasará mucho tiempo para recuperarnos de esto y quedara como anécdota para contar.

Relato # 8:

Mi sentir sobre la pandemia

La pandemia por la que actualmente pasamos es compleja desde donde se mire, y aquellas situaciones que veíamos en películas o en series de ciencia ficción se ha convertido en nuestro día a día, y ninguno de nosotros estaba preparado para esto. Algo que me coloca a pensar es que siempre vivimos todo muy rápido, pero nunca, o al menos desde mi sentir y punto de vista, nos habíamos parado a reflexionar tanto y a pensar que la vida es una sola, y que cada momento que pasamos no se aprovecha como debería. Hoy en día, muchas personas que antes se encontraban peleando con su familia, la extrañan, estudiantes como nosotros, añoramos que llegue el momento de que se pueda asistir a la universidad porque la extrañamos, a los docentes, y era algo que no nos paramos nunca a pensar o apreciar. Esto solo recalca que la frase ‘’no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes’’ es muy cierta.

Sin embargo, no han sido las únicas reflexiones que he tenido durante esta cuarentena, pues con la llegada del COVID-19, diversas circunstancias que sucedían antes se han ido acentuando aún más, y se ha visto el problema tan grande que se tiene, no solo a nivel de Colombia, si no en el mundo. Como la falta de elementos de protección para el personal de salud, los salarios bajos, problemas económicos, que los niveles de violencia intrafamiliar se han elevado, como los adultos mayores son a quienes más se debe de proteger, pero que no han podido porque por la situación, deben salir de la seguridad de sus casos, a ver qué pueden hacer o vender con el fin de obtener su sustento diario.

Aun cuando se han empleado sitios donde se pueden alojar tanto adultos mayores como habitantes de calle para disminuir los niveles de personas infectadas, y las ayudas como víveres y demás, he visto que son procesos demorados, y al serlo, miles de ellos se encuentran desolados, tristes y desesperados por un poco de ayuda. Es una situación de bastante tristeza, observar cómo hay tanta gente que necesita ayuda, y el no poder hacer nada por ellos por el momento, siendo sincera, es algo que me frustra y me impacienta.

Como enfermera en formación, me preocupa el incremento que se ha venido manejando no solo de las personas infectadas, sino también de enfermedades silenciosas como las mentales. Con todo lo de la cuarentena, no es un secreto que a la mayoría nos ha afectado, pues no solo ya no podemos tener un contacto ameno con las personas y todo tiene que ser virtual, sino que el estrés por trabajo, por la situación, ha aumentado e igualmente la ansiedad, y la tristeza para algunos, por no poder estar con sus familiares.

De igual manera, me indigna cuando personas a las que los escuchaba decir ‘’por mi comen’’ u otros insultos hacia enfermeros y personal médico, hoy en día los llamen ‘’héroes’’, porque no es justo, porque no miran que la verdadera razón por la que están muriendo no es porque ellos quieren, sino porque les toca, porque los obligan, porque no tienen como protegerse ante esta situación amenazante.

Una de las cosas tristes pero ciertas es que aunque al fin están reconociendo nuestra labor como enfermeros, pronto seremos dejados en el olvido nuevamente, porque aun en el mundo, existen muchas personas que no valoran nuestro esfuerzo y por el contrario solo siguen las cosas momentáneas;  pero está en nosotros que con esto que pasó luchemos por el reconocimiento justo y merecido, y para que nuestra labor no quede en el olvido luego de que todo pase, sino que se mantenga firme.

Por otro lado, dejando de lado lo negativo, me da esperanza y me hace feliz saber que enfermeros y médicos se esfuerzan día a día, tratan de hacer que aquel paciente, que se encuentra solo, sin su familia, y a pesar de las circunstancias, sonría y por unos segundos recuerde que no está solo, que los tiene a ellos, y es algo que admiro demasiado y una de las razones por las que amo lo que estudio, porque cuidar y alegrar es algo muy bonito cuando se realiza todo junto.

Para finalizar, como persona, también me duele mucho toda esta situación, me duele ver que tantas personas sufran, y me enoja considerablemente la gente que es desconsiderada, o escéptica con esta pandemia, porque esto no es un juego y sé que por culpa de esas personas, quienes no tienen respeto por nada ni por nadie, es que a diario han ido aumentando los casos, y está en riesgo la vida de varias personas.

También, algo que me deja la pandemia es que se debe de aprender a valorar todo, la salud porque sin ella ya nos dimos cuenta de que no somos nada, a nuestra familia, amigos, estudio, trabajo, porque un día los podemos tener, pero al otro ya no y a aprovechar al máximo la vida, porque vida, solo hay una.

Relato # 9:

Experiencia en cuarentena

Mi sentir en esta cuarentena ha sido normal, no he tenido ninguna necesidad alimenticia o algún problema de salud en mí y en mi familia gracias a Dios, me parece normal pues ya estoy acostumbrada a estar encerrada en mi casa y no hablar con ningún vecino o vecina en lo personal, extraño mis clases presenciales, ver a mis amigos y salir con ellos, hablar un rato y reírnos.

En esta cuarentena aprendí a hacer pie o tarta de moras y fresas, ayudé a mi mamá a hacer tapabocas para nosotros y para vender. Hace mes y medio me llegó un mercado por parte de la alcaldía, beneficio que recibí por ser parte de una fundación de afrocolombianos de la ciudad de Girardot, mi mamá y yo decidimos donar ese mercado a los inquilinos del segundo piso pues tres de los cuatro que viven ahí se quedaron sin trabajo y sin saber que necesidades estaban pasando, procuramos que cuando preparamos alguna comida especial compartimos un bocadito con las personas del segundo piso.

Hace siete días llegó un gatito a la casa maullando pidiendo comidita, me asomé y vi que el gato está muy flaco, en los huesos para ser exacta, me dio mucho pesar y junto con mi hermana le dimos leche y purina, le pusimos un cartón en el antejardín de la casa de al lado pues no está habitada todavía, procurando que quedara en un lugar donde no se mojara, y el gatito se la paso ahí todo el tiempo, le íbamos y le llevábamos leche y comida húmeda para gatos en sobre y él comía un poquito, la verdad el gato estaba muy malito.

Por otro lado, hace cinco días una prima en Yopal (Casanare) se accidentó en la moto, quedando muy mal herida, tenía una hemorragia que provenía de la vagina y tenía una cortada en la cara, la llevaron al hospital, al cabo de unas horas ya habiéndole realizado los respectivos exámenes, el médico dijo que tocaba sacarle un riñón pues estaba totalmente destruido y pues que necesitaba una transfusión de sangre, mi tía y mi mamá estaban muy preocupadas, prácticamente ellas la habían criado. En mi casa nos pusimos en la labor y por medio de las redes sociales preguntamos quien estaba en Yopal y quien quería donar sangre, no tuvimos muchas respuestas, así que mi hermana contactó con a un periodista y él nos hizo el favor de publicar allá en la prensa de Yopal que se necesitaban donadores de sangre, afortunadamente muchas personas llamaron y a mi prima la transfundieron. Posterior a eso le hicieron la cirugía donde nos dijeron que todo había salido bien y que lo más difícil apenas empezaba, mi prima se debatía entre la vida y la muerte, mi mamá ya estaba preparándose para lo inesperado pues ya estaba afiliando a mi prima a una serie de servicios fúnebres pues un entierro hoy en día está costando mucho dinero y no teníamos para eso.

Hace dos días el gatito del que estaba hablando antes lo llevamos al veterinario para que nos dijera que era lo que tenía y pues medicarlo para que se recuperara, el veterinario dijo que tenía leucemia y que el gato no iba a engordar con nada, antes de iba a secar más de lo que ya estaba, y le envió medicamento por cinco días, estamos hablando de un medicamento paliativo que debe de ser fuerte, el gato no resistió y ayer miércoles amaneció muy malito, se estaba orinando encima y se estaba hiperventilando, decidimos llevarlo de nuevo al veterinario para que le aplicara la eutanasia y que ya no sufriera más. Mientras mi mamá y mi papá se iban con el gato al veterinario me puse a pensar, que mientras estábamos rezando porque mi prima se mejorara rápido, estábamos llevando al gato a que le aplicaran la inyección para que muriera y me pareció muy duro la verdad.

Después, el día jueves a mi prima la desconectaron de ventilador y pudo respirar por sí misma, pude ver la cara de felicidad en mi familia y en mi tía por la buena noticia que habían dado, todavía tenía que pasar unos días en UCI pero que ya se veía la evolución.

En mi rol como estudiante me doy cuenta que mientras algún ser vivo está luchando por vivir y quedarse en este mundo con las personas que quiere, hay otras personas que en medio de la situación por la que se encuentre algún familiar deben de tomar decisiones como desconectar a alguien de un ventilador porque le diagnosticaron muerte cerebral o cuando algún familiar ya no quiere vivir y decide la eutanasia, son decisiones que aunque duelan siempre se querrá lo mejor.

Como hija me doy cuenta del dolor emocional que se causa cuando alguna situación de urgencia se presenta, vi sufrir mucho a mi mamá en estos días y no quiero que algo similar pase, pero con alguna de sus hijas, ni tampoco espero yo verme en esas situaciones nunca. Mi mamá y yo hablábamos acerca de cómo se iba a hacer si mi prima se moría porque no íbamos a poder acompañarla por más que quisiéramos por esta situación de hoy en día y me dijo que no se podía a hacer nada y que lo único que se podía hacer era acompañarlos a distancia y con el corazón.

La verdad esta cuarentena lo pone a pensar a uno muchas cosas como ¿qué voy a hacer cuando esto termine?, ¿si no soy feliz con lo que estoy haciendo que puedo hacer para cambiarlo y ser feliz?, ¿seguiré con mi actitud o haré un intento por mejorarla, no para agradarle a nadie sino por mi paz mental?

Relato # 10:

Juventud en tiempos de pandemia

Considero que a todos nos ha tocado enfrentar de una manera diferente la pandemia mundial por la que en la actualidad atravesamos a causa del COVID-19, personalmente el sentimiento de incertidumbre me invade, esta es mi primera pandemia y me coge fuera de casa, kilómetros de distancia me separan de mis seres queridos y lo que es aún peor, no sé en cuanto tiempo lograre volverlos a ver, pero no puedo ser egoísta y en este momento el bienestar colectivo prima sobre cualquier tipo de circunstancia.

Es evidente y no puedo negar que han aflorado en mí sentimientos de miedo, impotencia, desconsuelo, nostalgia y estrés. La muerte ahora es una realidad más tangible, se siente más cercana que nunca y no soporto el hecho de pensar que alguno de mis seres queridos o incluso miles de personas inocentes entre ellos mis futuros colegas, sean víctimas de esta guerra sin nombre. Ahora que el tiempo libre se ha adueñado de mí, he tenido que destinar más actividades para ocuparlo, entre estas: aprender habilidades, realizar acciones que disfruto como leer o cocinar y ocuparme de una manera más comprometida a mis actividades de autocuidado. Tuve adecuar mi espacio de descanso para convertirlo en mi aula de clase, aunque la modalidad virtual no es mi preferida me ha mantenido enfocada y distraída de la cruda realidad que se vive fuera. Al principio me tomó un poco de trabajo acostumbrarme a realizar todas mis actividades desde casa, pero ya después todo se fue consumiendo por la rutina y ahora es un hábito que realizo de la manera más natural.

Como colombiana me preocupa la precariedad de mi país, estamos colgando de una frágil balanza en donde las desigualdades notorias que tenemos como sociedad, se tornan más evidentes ante los ojos de aquellos que queríamos ignorarlo o que por el hecho de hacerlo suponíamos que no existía. El deficiente sistema de salud y la baja cobertura cobran miles de vidas por día, no estábamos preparados para una crisis de tal magnitud, ahora solo queda improvisar sobre la marcha y trabajar con lo que se tiene.

Como estudiante el número de preocupaciones es aún mayor pues es el rol que ejerzo en este momento. Considero que una cantidad de situaciones ponen en juego mi formación académica, debido a que en este momento no se con certeza que repercusiones futuras pueda causar en mi práctica profesional este proceso de virtualidad, pero lo que sí es seguro es que no estoy recibiendo la misma calidad de educación, para mí el cambio es muy notorio y aunque todos hacemos un gran esfuerzo por seguir adelante y tratar de llevar nuestras vidas en la mayor normalidad posible, estas circunstancias no pueden seguir por mucho tiempo más.

Por otro lado, el retorno a las aulas es un escenario cada vez más lejano y en este punto de mi carrera el contacto con los escenarios de práctica y los pacientes es el aspecto más enriquecedor que en el componente formativo puedo tener.

También he tenido la oportunidad de hacer un análisis profundo sobre mi actuar si hubiese tenido que enfrentar esta pandemia desde otro frente, y se ha hecho evidente el sentir profundo de vocación al servicio, que me llevó a hacer de esta mi profesión y más que eso mi pasión.  Lo único cierto de toda esta situación es que somos una generación resiliente y cualquiera que sea el escenario que nos dejara el paso de esta pandemia estaremos dispuestos a dar frente y levantarnos a construir bases para que generaciones futuras gocen de mejores condiciones. 

Relato # 11:

Mi experiencia COVID-19

Cuando niño mi rutina era jugar, jugar y jugar; para mí eso era lo mejor de la vida. No podía entender como los adultos como mi madre y mi abuela solo pensaban en las tareas, los oficios, el trabajo, y las vacunas para los niños de la casa, si, esa palabra tan terrible que me generaba angustia, pues, siempre imaginaba una gorda y malacarosa enfermera con una jeringa y aguja inmensa dispuesta a deleitarse con mi pellejo.

Hoy en día comprendo el fenómeno, y a diferencia de antes, invoco a mi abuela que yace en algún lugar del espacio tiempo, en la inmensidad, para que nos de la salvación, con aquello que yo detestaba: una vacuna contra este virus SARS COV2 y desaparecer para siempre enfermedad COVID-19 que nos tiene impotentes a los médicos del planeta.

Sí, me presento, mi nombre es Severo Augusto, aunque prefiero el segundo nombre, culpa de mis ancestros igual de castigados, perdón bautizados. Soy médico y docente universitario, ejerzo ambas modalidades desde hace años. Me enfrento desde la perspectiva de médico y docente con esta pandemia que azota la humanidad. Nunca en la vida me había sentido tan frágil e impotente, pero a la vez con una gran responsabilidad con mis pacientes. No es fácil en mi condición de galeno y orientador decir a cada usuario que me consulta:” lávese bien las manos, póngase tapabocas y quédense en casa; porque no hay cura contra esta enfermedad”. Porque una cosa es lo que yo siento e interpreto como profesional de la salud y educación, y otra la que perciben las personas que acuden a mi esperando una buena razón.

Mi condición de padre, hijo no es menos complicada. En la familia el eje lo constituimos los padres, somos la guía y la sapiencia; nuestros hijos esperan lo mejor y se sienten protegidos, aunque en ciertas circunstancias no compartan nuestras decisiones. Este confinamiento ha sido un reto para la familia, muy cercanos, pero no tanto unidos, existen muchas diferencias, validas, por cierto; sin embargo, cada integrante de la familia tiene un bien trazado plan, una rutina diaria, unos compromisos y responsabilidades que han sido transfiguradas por la amenaza de esta enfermedad y el encerramiento obligatorio. Esto ha conllevado a cambio de hábitos tanto en alimentación, recreación, estudios y convivencia; vernos las caras todos los días y a todas horas, no siempre es gratificante andar de la sala al patio, del patio a la cocina, de la cocina al comedor, del comedor al baño, y del baño a la habitación se torna en la mayoría de las veces monótono y demasiado rutinario.

Mi papel de hijo y hermano también es preocupante, en tanto, la distancia no solo se acorta con las redes sociales ni con las conexiones virtuales; se requiere la cercanía, el abrazo, el beso, el calor humano; a esto sumado que el tema del desayuno, almuerzo y comida es el COVID-19. ¡Pareciera que no hubiera otro tema hoy en día en el planeta!

Quiero terminar que no todo es negativo. Esta pandemia ha logrado, de alguna manera, que podamos reflexionar, que nos dediquemos más tiempo a la familia, que nos demos cuenta cuan vulnerable somos, y cuanto, cuanto nos falta todavía por aprender…

Relato # 12:

Así vivo y aporto en medio de esta pandemia

En  medio de este confinamiento, decidí dejar todo a un lado y empezar a escribir este documento pues emocionalmente tengo muchos sentimientos encontrados que me hacen muy sensible; de manera que decidí dejar de lado asesorías, entregas de grupos de investigación, envío de preguntas para parcial, elaboración y envió de contenido para recurso educativo interactivo, preparación para asesorías de trabajos de pregrado, reporte de trabajos de investigación y labores del hogar.

La razón de dejar todo de lado y dedicar tiempo a escribir es precisamente porque hace unas horas ya desarrollé un sinfín de actividades como mi autocuidado personal (oración por familiares que están lejos de mí y que extraño y pidiendo a Dios protección, desayuno para la familia e higiene personal), respondí llamada a celular de mi padre en donde muestra su preocupación y me dice: “Hija cuídese, ¿si está tomando juguitos? Aliméntese bien porque usted se mata mucho la cabeza en el trabajo que tiene y usted no le da el suficiente alimento a su cerebro (…) Mija voy ya para donde está su mamá (…) ¿Cómo están las niñas?”.

En mi caso les respondo que están ¡durmiendo pues se acostaron demasiado tarde como a la 1 a.m.! Aclaro yo me había acostado pasada la media noche por estar frente al computador ingresando información de investigación y mientras tanto también hablando por WhatsApp con un coinvestigador conversando del trabajo y de situaciones familiares que también le generan una cantidad múltiple de emociones que luego les comentaré… pero como mamá no puedo dormir tranquila hasta que el último de sus hijos se acuestan a dormir. Por el momento todas estamos durmiendo en la misma habitación por aquello de tratar de economizar en gasto de servicios públicos.

Continuó con más actividades como desplazarme a la tienda de la esquina de mi casa  a comprar algunos alimentos para el almuerzo, colocar mensajes de audio por WhatsApp a grupo de investigación que lidero para solicitud de aceptación de productos en su respectivo CVLAC, respuesta a mensajes con preguntas a compañeros aclarando tareas pendientes de entregar a múltiples dependencias de la universidad donde teletrabajo, respuestas a llamadas telefónicas de compañeros reportando ya haber realizado vinculación de productos; llamada a Minciencias por teléfono fijo para solicitud de información ante dificultad de vinculación de productos de investigación, pues pensé que sería más rápida y tal vez más claro la formulación de la inquietud, en donde no obtuve una respuesta muy cordial, sin embargo en el transcurso de la comunicación y ante mi  respuesta amable (aunque no lo niego sentí algo de rabia por el tono de respuesta de la funcionaria) la funcionaria fue cambiando su tono hasta el final aclararme varias preguntas y ya  con un tono de cordialidad; posteriormente me dispuse a revisar producto por producto de cinco de mis compañeros corroborando que sus productos ya estuvieran vinculados, luego le envió mensaje a mi compañera para que se comunique y compartirle la aclaración que me hizo la funcionaria de Minciencias.

Después me dirijo a la habitación de mi hija universitaria a llevarle un café en leche y la encuentro tendida en la cama, completamente dormida con la cámara cerrada y mientras tanto un profesor ya mayor dictando la clase y hablando. Sentí mucha rabia y me sentí ofendida por el comportamiento de mi hija a tal punto que le hablé duro y le dije “hija que falta de respeto con el profesor; el profesor haciendo su mayor esfuerzo para que ustedes aprendan, para preparar y dar una clase virtual y usted en media noche (…) por favor y se levanta de esa cama, se sienta y presta atención al profesor o de lo contario habilito el audio y yo como mamá voy a interferir en la clase y darle a conocer la situación al profesor”. Cuando vi que se levantó salí de su cuarto y hasta el momento sigo indignada pensando en que no es justo que tantos docentes esforzándonos para que estos jóvenes y todo siga adelante enfrentando esta pandemia y mientras cuantos jóvenes adolescentes en estas dinámicas y pensé cuantos de mis estudiantes estarían haciendo lo mismo conmigo en mis clases (eran tan solo las 8:30 am y yo ya sentía que había hecho todo el trabajo incansable de un  día).

Posteriormente recibo la llamada de mi compañera y no me deja sin ni siquiera hablar cuando empieza a decirme… ¡Estoy redactando el correo y yo le aclaro que  ya se la respuesta de Minciencias, para decirte cómo hacemos el proceso! y ella inmediatamente acelerada me dice estoy redactando la carta para Consejo de la Facultad de Grupos y Líneas de Investigación (…) La escuchaba a ella con un tono de estresada, acelerada, que a la vez percibí grosero. Sin embargo, respiré profundo, guardé silencio y empecé a intervenir para redactar la carta, pero ella seguía de manera compulsiva escribiendo lo que a ella le parecía; solo acepto una o dos palabras de las que yo sugerí de resto guardé silencio y aprobé su carta. Luego empezó a decirme que estaba estresada de tanto pendientes que tenía que entregar y que nuestros compañeros no daban respuesta a lo que les solicitábamos y expresó: “ Si no salgo de estos pendientes, me voy a volver loca”, y mientras la escuchaba de una vez pasó a otro tema y me dijo ya estoy en el GRUPLAC, que voy haciendo y de manera sin pensar me había cambiado de tema cuando ella ya había enviado el correo del que hasta ahora yo mentalmente estaba terminando, sin embargo continúe con ella indicándole que hacer en el GRUPLAC. Solo así cuando ella ya fue viendo que se solucionaban los problemas que habíamos tenido el día anterior cambió de tono y se percibió algo más relajada.

Luego ella empezó a decirme que ya estaba un poco más relajada y a decirme lo que haría inmediatamente después finalizáramos la llamada de entregar unos pendientes de investigación y que nos coordináramos para enviar el correo al mismo tiempo de lo que nos estaban solicitando. Después me dijo que tenía estrés porque tenemos que responder un sinfín de correos, a lo cual que respondí que yo andaba estresada desde la dinámica de mi hija y empecé a contarle y que además me generaba estrés que el papá de mis hijas no me contestaba y estaba llamándolo para pedirle ayuda para comprar el pin de inscripción para mi hija menor para la universidad pública y le comenté que en la universidad privada ya le habían hecho entrevista y que ya la aceptaron pero que me estaban presionando en que ya se vencía el plazo para pagar y le contaba que eso me estresaba porque era la ambivalencia en que no quiero que mi hija se quede otro semestre sin estudiar, pero que en la u pública nadie contestaba ni respondía llamada ni chat ni correo para solucionar el problema que tenia de pago. Entonces era mi sentir de preocupación por no tener todo el dinero para pagar una privada y el hacer el esfuerzo porque ingrese a una pública. Sin embargo, en la pública con nadie que me ayude para resolver el problema. Mi compañera me dijo: “La universidad privada siempre juega con eso de presionar”…aclaro este mensaje me dejó sentir rabia…discriminación…desilusión…agravando mi situación…sin embargo guarde silencio.

En seguida  le cambié el tema y me dijo que estaba muy cansada y que si no podía hacer el pago le dijera para enviarme el nombre de una aplicación de celular donde la hija de ella hace todas las transacciones de manera fácil. Yo le dije gracias y le hablé de una aplicación “forest” que ayer me enseñó mi hija para tener periodos de receso en donde se siembran árboles y fue hermoso lo que se vino a mi mente y ella reafirmó que era muy buena y que ella tenía muchos árboles y con muchas flores. Ahí pensé en que sería chévere para mí y mi hija me mostró la aplicación de ella y solo tenía dos árboles vivos y uno muerto, entonces  que reflexioné que a mi hija también necesita descanso y lo corroboré con el hecho de encontrarla dormida frente al computador.

Respiré profundo y mi compañera de trabajo me dijo que chévere ya me siento un poco más descansada y ya por celular pudimos salir de varias tareas. Me alegré por ella, sin embargo, yo seguía sintiendo carga y nos despedimos.

Seguidamente me dirigí a llevarle el desayuno a mi hija a su cuarto y a corroborar que estuviera atenta a su clase; posteriormente empecé a leer unos mensajes de WhatsApp acerca de los dos casos presentes de pacientes con COVID- 19 en el municipio donde vivo y pensé mucho en el niño de 11 meses con un diagnóstico de neumonía que por lo que leí fue tratado inadecuadamente y recordé en la noche inmediatamente anterior que había estado hablando con un gran amigo ingeniero coinvestigador que tiene a cargo sus dos hijos y que había escuchado toser mucho pues son alérgicos y hablando con él acerca del autocuidado que debía tener al ser alérgicos y sentí la necesidad de decirle  que por ningún motivo deje que sus niños ni él estén en contacto con el medio externo a su hogar y fue más impactante pensar en ello cuando mientras lo pensaba, llegó otro artículo que decía  cuarentena en Colombia: ¿Se ampliaría hasta junio? Y aún más en un estudio de Wuhan que dice que el distanciamiento no es suficiente y luego la lectura de un artículo ¿Por qué es importante educar sobre el nuevo coronavirus? En él nos instan a que los educadores tenemos un papel esencial para frenar esta pandemia. ¡Únete y haz historia!

Esto me motivó y con todos los anteriores sentimientos encontrados a dejar todo y empezar a escribir y escribir a un coinvestigador y expresarle mi deseo de escribir un artículo. Espero este escrito por lo menos llame su atención. Es increíble como algo invisible a simple vista a vencido el orgullo de naciones y de miles de seres humanos pero que todavía faltan muchos por ser doblegados en su corazón al hacerse conscientes de lo irresponsables que somos consigo mismo y con los demás y reafirmo mi convicción que ¡nadie puede cuidar a otro si no se cuida primero así mismo!

Nosotros como padres debemos enseñar a nuestros hijos a ser responsables y sacar de nosotros la indiferencia hacia el otro, ese otro puede ser tu estudiante, tu compañero, tu hijo, tu hermano, tus padres, conocidos y desconocidos, y ahí es donde pienso que empieza mi aporte para salir más que vencedores de esta pandemia y con nuestros familiares y amigos cercanos hablar de ello y así aportamos como educadores. Precisamente en los días anteriores he hablado con mis hijas y las he escuchado y ellas me han escuchado, como enfermera y como mamá y como profesora les he explicado y les he dado ejemplo de las medidas de bioseguridad pues yo soy la única que salgo y aun así siento en mi ser que me he quedado corta en lo que puedo aportar.

El otro día mi hija me miraba desde lejos y se reía de todo el ritual que se ha convertido en ingresar a mi casa al llegar con el mercado y lo necesario para seguir viviendo y ella se reía de que todo lo que me veía hacer y del tiempo que me demoraba desinfectando todo lo que ingrese hasta el punto de quedarme casi desnuda para seguir al baño que queda al fondo de mi casa y ducharme…y ella me decía ¡Ma! ¿Qué es todo lo que hace? Y aun así yo sentía que no era suficiente y me generaba incertidumbre y miedo el fallar en algo y poner en riesgo a lo más preciado que tengo junto a mí, mis hijas, y he estado enseñándoles en las medidas primarias y secundarias de limpieza de los alimentos con los que ellas tienen contacto al ayudarme a hacer de comer mientras yo permanezco en el computador en teletrabajo. En esta pandemia encontré un nuevo amigo, todos los  días hablamos y hablamos bastante casi todo de trabajo pero en la medida que trabajamos nos escuchamos y nos hemos ayudado mutuamente así sea desde la distancia con la ayuda de WhatsApp, Teams, correo y videollamada. Eso si seguimos mostrando lo tímidos que somos porque no activamos casi nunca el video sino solo nos escuchamos y ahí creo está la clave como en todo este texto: “Rompemos la indiferencia con algo tan sencillo, que no tiene valor tangible, pero si un valor incalculable en el ser, que es estar ahí y escucharnos y ayudarnos mutuamente”.

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