“Quiero pitar un mundial de fútbol”: Jenny Arias

Graduada de Ciencias del Deporte y la Educación Física, es árbitro FIFA y es junto a otra colega, las únicas juezas VAR de Colombia. ¿Cómo lo logró? 

Por: Juan Carlos Monzón Solorzano - Oficina Asesora de Comunicaciones 

Esa categoría arbitral se la ha ganado a punto de estudio, práctica y la superación de múltiples obstáculos. Sus inicios en ese mundo que siempre ha estado reservado para los hombres fue producto de lo fortuito. Proviene de una familia humilde en donde su padre fue vigilante y su madre costurera y ama de casa a la vez. Con esos trabajos fue que ellos, junto a sus dos hermanas, las lograron sacar adelante. En esa época vivían en el barrio Juan Pablo II de Ciudad Bolívar, el mismo donde llega hoy el Transmicable y el cual está encaramado en una loma atiborrada de casitas como pesebre de Navidad. Ese sector, como muchos de esa localidad, tiene hoy, como en aquella época, todas las problemáticas de consumo, pandillas y hurtos propios de la marginalidad. 

Pero es precisamente un hecho de inseguridad, como una paradoja del destino, la que encaminó a Jenny por el complejo camino sinuoso del arbitraje. “Yo siempre lavaba mi sudadera del colegio y la dejaba extendida en las cuerdas del patio de la casa. Hasta que un día tenía educación física y fui a buscarla como siempre en el tendedero y cuál sería mi sorpresa que me la habían robado”. 

A partir de esa situación, ella empezó a ir a clases sin dicha indumentaria, pues dinero para una nueva, no había. “Eso me acarreó que yo fuera perdiendo la materia y tenía el riesgo de reprobar el año. Entonces el profesor Fernando un día me dijo: ´¿Quiere pasar mi materia? ¨ a lo que le dije que ´sí´. ´Entonces, apréndase esto´. Me dio el reglamento de fútbol cinco, una camiseta y un silbato y me comentó que me esperaba la otra semana para que pitara un partido de fútbol cinco. Asistí y arbitré y él quedó sorprendido, porque me fue muy bien. Entonces pasé la asignatura”. 

Tras ese éxito, cuenta Jenny, el docente que hacía parte del colegio de árbitros la vinculó a dicha institución y con 16 años, empezó a arbitrar en 1998 en barrios peligrosos como Las Cruces, Sierra Morena y Puerto Bareto. “Los jugadores siempre me respetaban por ser mujer, cosa contraria a los hombres que algunas veces salían golpeados. Fueron trece años de muchos aprendizajes y que me sirvieron para pagarme los semestres en la UCundinamarca como profesional en ciencias del deporte y la educación física la cual culminé en Soacha”. 

Pero como todo es cíclico, llegó un momento en el que futbol cinco no pasaba por su mejor momento. La palabra crisis se apoderó de dicha disciplina en Bogotá. “Fue cuando un amigo me invitó a que pitara un partido de futbol. Yo le dije que no sabía y él me comentó que me arriesgara. Entonces busqué al profesor de microfútbol de mi colegio y él me dio una capacitación base y con eso pité. Al final del encuentro tuve muy buenos comentarios y después empecé a arbitrar cinco partidos los fines de semana y me capacité en el Colegio de Árbitros quienes me certificaron”. 

Eso marcó un antes y un después en su carrera. De ahí la Federación Colombiana de Fútbol a través de la Asociación de Fuerzas Arbitrales, la llamó para hacer un curso el cual pasó con lujo de detalles. Entonces arbitró todos los torneos de la Di futbol en las modalidades de 15 hasta los 21 años y el 2016 después de pasar una rigurosa capacitación y evaluación teórico-práctica, le dieron por fin su anhelada escarapela de la FIFA que la acredita como árbitro internacional por Colombia. “Toda esa experiencia me sirvió y el carácter templado que obtuve gracias a esos partidos de futbol cinco en donde uno se enfrenta a gente muy difícil fueron la clave para llegar hasta donde estoy”. 

Y es que el ser árbitro FIFA le ha abierto muchas puertas. “He participado en las Copa Libertadores en Brasil, torneo de mujeres. En Bolivia en juegos bolivarianos y en Venezuela en varios torneos amistosos. También pité la final del futbol profesional femenino del 2019 Independiente Medellín versus América de Cali y este año estuve en Chile en el suramericano sub-20”.  

Pero ahí no termina su fascinante historia la cual ha cumplido gracias en parte a la formación y valores impartida por la Universidad de Cundinamarca y que hoy la tienen como una de las primeras mujeres en la historia del fútbol masculino colombiano en ser arbitro VAR (Video assistant  referee), si, aquella salita llena de televisores conectados a un sinnúmero de cámaras en el campo de futbol en donde se apoya al juez central en jugadas polémicas. “Me llamaron junto a una colega de la Federación Colombiana de Fútbol para hacer el curso respectivo y lo aprobé. Eso me sirvió para que después me convocaran al partido Millonarios Fortaleza en donde apoyé el VAR”. 

Así es esta mujer que combina su trabajo en un centro día del distrito en donde le realiza actividades deportivas para adultos mayores con el arbitraje y que tiene bien claro cuál es ese sueño que le falta por cumplir. “Mi anhelo consiste es pitar en un mundial de futbol femenino. Ya las mujeres nos hemos ido ganando un espacio importante. Atrás quedaron esas épocas en donde se nos discriminaba, Hoy nos aceptan mejor y hasta nos admiran por lo que hacemos en la cancha”.