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“La selva me enseñó a amar lo simple”: Darwin Barbosa
Este graduado del programa de Zootecnia lleva recorriendo el Amazonas profundo enseñándoles a los indígenas cómo ser productivos con sus animales.
Por: Juan Carlos Monzón - Periodista Oficina Asesora de Comunicaciones
Su historia con esta inhóspita región está ligada a una casualidad de la vida. “Me quedé sin empleo y un amigo me dijo que en el SENA regional Amazonas había una vacante. Me postulé y quedé. Eso fue en el año 2018”.
Así empezó su trabajo este zootecnista que lleva como nombre el apellido de uno de los grandes exploradores del siglo XIX: Charles Darwin y quien al igual que el naturalista británico, sintió curiosidad por conocer el mundo. “Cuando llegué a Leticia a laborar de una mi jefe me dijo: ´vas a trabajar haciendo formaciones complementarias en especies menores -léase peces y pollos- con las tribus Ticuna, Cocama y Yaguas´”.
Así, ataviado como un expedicionario, empezó a recorrer los diferentes corregimientos del departamento a pie y en canoa con una humedad del 90% y una temperatura de 35 grados centígrados, sin celular y mucho menos internet, aspectos que no distan mucho del narrado por José Eustasio Rivera en La Vorágine por allá en el año de 1924. “Con mis botas de caucho para evitar la mordedura de serpientes, mi toldillo, mi tienda de campaña, mi estera y almohada empecé mi travesía remontando los ríos y quedándome con las diferentes tribus varios días enseñando sobre el cuidado de gallinas ponedoras, pollos de engorde y peces. En eso llevo tres años y sido una experiencia increíble”.
Pronto, en su nuevo trabajo, las comunidades empezaron a darle lecciones de vida a un citadino que creía que lo sabía todo por venir dizque de la “civilización”. "Cada vez que iba a una capacitación, cuando estaba por montarme en la piragua de regreso siempre se me acercaba uno de los líderes de la tribu y me decía: ´profe llévese este casabe´. Esa gente es muy agradecida, carecen de avaricia y por ese tipo de detalles aprendí a amar lo simple. Es que la cosmovisión que tienen es muy diferente a la nuestra. Hasta le enseñan a uno a trabajar en equipo cuando por ejemplo hacen esas mingas en donde todos ayudan a otro para limpiar su chacra para el cultivo. Esas son lecciones de vida que me llevo en el corazón para siempre”, comenta.
Pero ahí no termina su aprendizaje, la conservación de los ecosistemas es otra enseñanza que le han dejado los indígenas en cada visita. “Ellos viven en armonía con el medio ambiente. Salen, cazan borugos o pescan pirañas u otras variedades solo para su consumo personal no como otros que solo piensan en depredarlo todo hasta acabar con extensas zonas de selva”.
Finalmente recuerda su universidad y le agradece todo lo que ha logrado desde lo profesional y personal. “Los conocimientos de la carrera en la parte pecuaria me han servido mucho para aplicarlos en cada una de las comunidades. También el tema de costos, producción y mercadeo”, afirma con orgullo, este hombre hijo de un maestro de obra y una ama de casa que vio en la selva una universidad de la vida que a cada rato le enseña la importancia de andar espiritualmente ligero de equipaje.
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