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Estudiantes alcanzaron la cima del Pan de Azúcar
Gracias al empeño del docente Luis Navia, quien gestiono la propuesta ante Interacción Social Universitaria, este sueño se volvió realidad.
Por: Juan Carlos Monzón- Oficina Asesora de Comunicaciones
Y es que son 4.850 metros sobre el nivel del mar los que lograron estas estudiantes, después de ocho horas por entre caminos escarpados, llenos de rocas, frailejones y animales. Fue una expedición que inició en la población del Cocuy en el departamento de Boyacá, tras nueve horas de trayecto en bus desde la Capital de la República.
Su idea surgió cuando se dio cuenta de que en los deportes de aventura como el montañismo, la participación de las mujeres es escasa. “Por eso pasé mi propuesta en el segundo semestre del año pasado. Le puse como título: Mujeres en la Cima, ya que mi deseo con esta experiencia es que ellas siempre deben aspirar a hacer cosas grandes en sus vidas. Fue así, como al poco tiempo, me informaron que había sido aprobada”.
De esta forma empezó un proceso en Soacha para escoger a las mejores bajo una frase: pasión por escalar. “Me llegaron cuarentaisiete mujeres y de esas filtramos y quedaron diez que demostraron el deseo de desafiar la montaña y acudir a su “llamado”. Es un sentimiento que cada una fue expresando durante la entrevista que les hice. Después a las escogidas, se les hicieron unas pruebas de condición física que pasaron y se programó una salida al cerro Quininí, cerca al municipio de Tibacuy, Cundinamarca”.
Para esta expedición, la universidad puso el transporte y la alimentación durante el tiempo que estuvieron estas personas allá. “Las seleccionadas aportaron un dinero y así emprendimos este viaje el 17 de mayo en la noche. Una vez llegamos a las ocho de la mañana, hicimos un proceso de aclimatación con una caminata la laguna de las Lajas que duró varias horas. Al día siguiente, empezamos esta aventura a las 4:00 am y terminamos logrando cumbre a las 4:00 pm de la tarde”.
Y es que el cerebro es el “músculo” más importante a la hora de desafiar una montaña, dicen los expertos en esta disciplina. “Con el fin asumir este reto, ellas debieron vencer sus propios miedos en un encuentro con la naturaleza en el cual estas escaladoras se encontraron de frente con los orígenes de la vida. Es una exigencia física y mental a tope”.
Para la estudiante del Programa de Ciencias del Deporte y la Educación Física, Yurani Montaña, esta experiencia le permitió descubrir otro deporte, fuera de los tradicionales. “Fue algo diferente, ya que me ayudó a ver que hay otras alternativas en las cuales uno también puede desarrollar su carrera. Además, me sirvió como un proyecto personal en donde puse a prueba mis límites.
Pero lo que más le impactó, gracias al Modelo Educativo Digital Transmoderno, que habla de la dimensión naturaleza, fue el cambio climático que pudo percibir. “Escuché el testimonio de una docente que había estado allí hace diez años y nos mostró unas fotos en donde pudimos evidenciar, cómo el calentamiento global, ha reducido la capa de nieve. Fue algo impresionante verlo y contrastarlo”.
Entre tanto, para la docente Claudia Marcela Estupiñán, quien fue igualmente promotora de esta iniciativa, la travesía estuvo llena de profundos significados. “Es difícil expresar con palabras lo que significa lo vivido en cada espacio recorrido, la belleza de la naturaleza representado en los imponentes frailejones y sus inagotables fuentes hídricas rodeadas de un valle verde dominado por especies de fauna que nos recuerdan la importancia y el valor de la vida, tan ausente en este momento de la existencia misma”.
Hoy 29 de mayo, al cumplirse 70 años de la llegada de Edmund Hillary y Tenzing a la cima del Everest, este docente es consciente de que estas personas ya quedaron impregnadas del espíritu de lucha que ellos tuvieron al escalar la montaña más alta de la tierra. “Ellas ahora están muy motivadas y esperan en diciembre, ir al Nevado del Tolima que está a 5220 metros sobre el nivel del mar”.