UCundinamarca Radio

Un lenguaje respetuoso de la diversidad
Son numerosos los avances alcanzados en la sociedad actual en lo que respecta al reconocimiento de la diversidad, la búsqueda de la equidad y el respeto por la diferencia, así como al empoderamiento de personas pertenecientes a grupos tradicionalmente excluidos. Hace pocos decenios, por ejemplo, era quizá impensable que un hombre negro llegara a ser presidente de los Estados Unidos, que las mujeres como colectivo de género alcanzaran un posicionamiento social tan significativo como el que ahora poseen, o que las personas con discapacidad fueran socialmente visibilizadas, como en efecto hoy está sucediendo, en gran parte gracias a las políticas de inclusión.
No obstante, aún falta un gran tramo por recorrer en el camino de lograr una sociedad realmente inclusiva. Por tal razón, dejando de lado por un instante las políticas y las regulaciones legales de todo orden, desde el estatal hasta el institucional, y llevando este asunto a un plano más personal, valdría la pena que cada uno de nosotros hiciera la siguiente reflexión: ¿Qué estoy haciendo yo para fomentar una cultura de reconocimiento de la diversidad y de respeto por las diferencias entre las personas?
Pues bien, he aquí una excelente manera de empezar: adoptar un lenguaje que muestre tal respeto por las condiciones propias y particulares de los demás. Tan adentrados ya en el siglo XXI, sería inaceptable que nos refiriéramos a una persona con discapacidad intelectual como “el bobito”, “el tontico”, “el mongólico” o “el retrasado mental”. Tales términos denotan malas y anticuadas costumbres y un desconocimiento profundo de la condición propia de estas personas, así como de sus múltiples capacidades y cualidades.
Un ejemplo más: referirse a una persona usando la palabra discapacitado o discapacitada. Para ilustrarlo, analicemos la expresión “deportes para discapacitados”. En esta frase se pone la discapacidad como una etiqueta a la entera persona, desconociendo que la discapacidad es tan solo una de muchas características que hacen parte intrínseca de dicha persona. Lo correcto en este caso sería decir “deportes para personas con discapacidad”.
Acostumbrarse a utilizar un lenguaje respetuoso de las condiciones propias de los demás conlleva, por supuesto, algo de esfuerzo. Y es posible que en ocasiones cometamos errores, como le pasó hace algunos años a un popular actor de cine quien, precisamente hablando de la falta de oportunidades en el cine para personas negras, se refirió a ellas en un programa de televisión con la expresión “personas de color”, lo que sin duda fue inapropiado. Sin embargo, no hay por qué desanimarse. Con un poco de práctica, estos términos técnicos se convertirán en parte natural de nuestro léxico.
Por supuesto, fomentar una cultura inclusiva envuelve mucho más que utilizar una terminología apropiada. Implica reconocer desde lo profundo del ser que todas las personas, sin importar su condición, procedencia, género, costumbres y creencias, son sujetos de derecho que merecen nuestro respeto y las mismas oportunidades que todos los demás. En la Universidad de Cundinamarca estamos trabajando con alma, corazón e inteligencia, para fomentar esa cultura de reconocimiento de la diversidad, respeto por la diferencia y equiparación de oportunidades.
Cambia… |
Por… |
Discapacitado |
Persona con discapacidad |
Cieguito, mudito |
Persona ciega, persona sorda (o aún mejor, llámala por su nombre) |
Mongólico, retrasado mental |
Persona con discapacidad intelectual (o llámala por su nombre) |
Inválido, minusválido, impedido, lisiado |
Persona con discapacidad física (o llámala por su nombre) |
Enano |
Persona de talla baja (o llámala por su nombre) |
Negrito, moreno, de color |
Hombre negro, mujer negra, personas de raza negra (así, sin eufemismos) |