
Daniel Humberto Arévalo Sierra, profesor ganador
El reconocimiento al profesor, gestor de conocimiento, fue una iniciativa de la Escuela de Formación y Aprendizaje Docente – EFAD S21-, cuyo objetivo principal fue identificar y reconocer a los profesores que, pese a las condiciones de contingencia ocasionada por la emergencia mundial del COVID-19, se esforzaron generando procesos de aprendizaje de una forma innovadora y en concordancia con el Modelo Educativo Digital Transmoderno, MEDIT.
Los finalistas fueron 6 profesores y uno de ellos fue el docente Daniel Humberto Arévalo Sierra, quien cuenta su historia y trayectoria dentro de la Universidad de Cundinamarca.
¿Quién es Daniel Humberto Arévalo Sierra?
Soy Administrador de Empresas de la Universidad de Cundinamarca, seccional Ubaté, Especialista en Salud Ocupacional de la Universidad Manuela Beltrán y Maestrante en Gestión de Organizaciones de la Universidad Militar Nueva Granada.
Me he desempeñado como docente investigador y, por varios años, como líder del proceso de Proyección Social del programa de Contaduría Pública de la seccional de Ubaté. En estos momentos soy docente Hora Cátedra.
¿Qué materia(s) dicta y a cuál (es) semestre(s)?
Actualmente oriento Pensamiento Administrativo en cuarto semestre, Sistemas de Información Gerencial en quinto y Negociación en sexto, cada núcleo en las jornadas tarde y noche. En otras oportunidades dicto en núcleos de investigación contable y calidad, entre otros.
¿Cuál cree que es la mayor diferencia entre las clases presenciales y las virtuales, en cuanto al aprendizaje de los estudiantes?
La presencialidad implica una interacción directa con el estudiante, es una forma más personal de inspirarlo para que reconozca las diferentes perspectivas frente a su carrera, y visualice la experiencia del aprendizaje directo del desarrollo profesional y personal.
Por otro lado, la virtualidad implica un esfuerzo mayor, ya que por la coyuntura actual, tuvimos que sumergirnos en ella de una forma inesperada, pero logramos mitigar el cambio tan brusco que se presentó gracias al empeño, amor y vocación demostrada por estudiantes, docentes y demás organismos que conforman la academia.
La virtualidad es impersonal y las relaciones quizás puedan ser más frías por el simple hecho de que las personas están frente a una pantalla; sin embargo, el ejercicio fue muy enriquecedor porque se pudo entender como un nuevo campo de aprendizaje alineado directamente con el modelo MEDIT, el cual es multidimensional y en donde uno de sus factores más importantes es la mediación por tecnología. La virtualidad más que una dificultad o problema, fue una oportunidad de inmersión en el mismo.
¿Cuál fue la mayor dificultad encontrada en el proceso educativo desde el aislamiento obligatorio y cómo la resolvió?
La mayor dificultad encontrada en el proceso educativo desarrollado en el islamiento obligatorio fue garantizar la conectividad de todos nuestros estudiantes, a cada una de las sesiones en el día y horario ya establecidos de forma presencial.
La principal forma de resolverlo fue asegurando que los estudiantes que tenían problemas de conexión lo pudieran hacer por medio de la plataforma de Microsoft Teams, por video llamadas de WhatsApp, llamadas de audio o enlazarlos desde los correos personales para que pudiesen estar en las sesiones.
Afortunadamente, fueron pocos los casos en los que los estudiantes no pudieron conectarse, pero por ello cada clase quedaba grabada en su totalidad, para que luego la pudieran consultar.
Quiero resaltar que fue increíble la respuesta de los estudiantes ante los retos de la modalidad virtual y su desempeño favorable en cada una de las actividades propuestas en las sesiones; en ellas no solamente participaron ellos sino que involucraron a su entorno familiar.
¿Qué aprendizaje le deja este semestre académico en cuanto a su labor profesional como docente?
Fue la ocasión para reinventarnos, para entrar completamente al mundo de la tecnología, fue un proceso de co-creación de la comunidad educativa para el desarrollo de habilidades que nos permitan ser competitivos académicamente.
Este no es un momento para juzgar o señalar, es la oportunidad para trabajar en equipo y cumplir con lo proyectado por la universidad, pero sobre todo para estar dispuestos a aceptar estos cambios que hoy por hoy se están generando.
No podemos ser ajenos a que el mundo y sus dinámicas han cambiado, y no va a ser el mismo después de que logremos superar este momento coyuntural; la economía, las finanzas, las diferentes organizaciones y, claramente, la educación en sus diferentes niveles van a transformarse y por este motivo debemos continuar preparándonos para asumir los nuevos retos que el mismo mundo propone.
Agradezco a la EFAD y a las directivas de la Universidad de Cundinamarca por actuar de forma inmediata para brindar soluciones en el desarrollo de la formación y aprendizaje desde el aislamiento obligatorio; a mis colegas y estudiantes por su apoyo que gracias a él fui uno de los finalistas del Observatorio de Buenas Prácticas en Innovación Educativa.
Cuéntenos una anécdota vivida durante las clases virtuales
Un día sucedió que 20 minutos antes de iniciar una clase, se fue el internet en mi casa, llamé al operador y me dijo que era un daño masivo y que en 48 horas se solucionaría el inconveniente. Como docente no podía dejar de orientar la clase, por ello, tuve que pedirle el favor a un estudiante que me dejara ir a su casa, y así conectarme para desarrollar todas las clases y actividades del día. Fue la única solución que encontré.
¿Qué mensaje envía a sus estudiantes?
En primera medida quiero felicitarlos porque son el sentido de ser de la universidad, y por ese gran esfuerzo que realizaron en la adaptación y compromiso con la virtualidad. Sé que fue una experiencia nueva para todos, y por ello quiero exaltar el talante y compromiso que asumieron para poder culminar el semestre. También quiero hacerles un reconocimiento porque entendieron que este cambio drástico no fue capricho de nadie, sino que la situación del mundo así lo exigió.
Mi invitación es a que persistan, no se cansen, que luchen por sus sueños porque en este momento son protagonistas de hechos reales y más adelante podrán contar sus experiencias a esas nuevas generaciones que, sin duda, los tendrá como fuente de inspiración.