Una segunda vida para el aceite de cocina
La reutilización y disposición de este residuo, que es capaz de contaminar grandes cantidades de agua, es una preocupación de la Universidad y el departamento.
Por Pablo Arciniegas – Oficina Asesora de Comunicaciones
“Una sola gota de aceite de cocina es capaz de contaminar litros enteros de agua de un río o del mar. Ahora imagínense cuando uno deposita directamente el aceite que quedó de cocinar en el sifón del lavaplatos”, esta es la preocupación de la ingeniera y candidata a maestría Sandra León, quien hoy coordina el sistema de Gestión Ambiental de la Universidad de Cundinamarca.
Esta, sin embargo, no es una preocupación de Sandra únicamente. ‘Aceites usados de cocina. Problemática ambiental, incidencias en redes de saneamiento y coste del tratamiento en depuradoras’ es un estudio elaborado en España, que explica que el aceite usado tiene un alto impacto en el ambiente, pues contiene 5.000 veces más carga contaminante que el agua residual que circula por las alcantarillas y redes de saneamiento.
“Por esta razón, la Universidad ha implementado trampas de grasa en las cafeterías donde se hacen preparaciones, con el fin de que el aceite llegue a las fuentes de agua”, explica Sandra, aunque el trabajo que está haciendo la Universidad tiene una dimensión más macro a la hora de la disposición de residuos contaminantes y el aprovechamiento de los recursos naturales y la energía.
De hecho, Sandra hace un recorrido desde los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) hasta la comunicación de alternativas y políticas de cuidado del medioambiente dentro de la Universidad. “En la UCundinamarca se articulan los ODS con la dimensión Naturaleza de nuestro Modelo Educativo Digital Transmoderno (MEDIT), de modo que desde ahí se implementan mecanismos para nuestro Sistema de Gestión Ambiental, como las documentos y campañas que constantemente difundimos, por ejemplo, sobre ‘El día de la Tierra’, aprovechamiento de electricidad y cuidado de la naturaleza que hace parte de nuestro campus”, señala Sandra.
Igualmente, este esfuerzo ha estado acompañado de la Oficina Asesora de Comunicaciones, que se ha encargado de la difusión de estas actividades de la Universidad. Precisamente para el caso de la disposición del aceite de cocina, se ha implementado la campaña en redes sociales #PlanetaUCundinamarca, a través de la cual el Sistema de Gestión Ambiental de la Universidad busca dar visibilidad a los puntos de recogida de aceite de cocina usado, ya que, de esta manera y no arrojándolo al sifón es cómo se debe disponer este residuo.
¿Cómo disponemos correctamente del aceite de cocina?
El manejo de un residuo como el aceite de cocina es delicado pero la Corporación Autónoma Regional (CAR) y la Secretaría de Ambiente de Bogotá recomiendan el siguiente procedimiento.
Lo principal es dejar enfriar y reposar el aceite. Luego, debe ser filtrado dentro de una botella de plástico, cuidando que no contenga partes de alimentos. Para ser más eficientes, se recomienda usar una botella para depositar aceites de cocina de distintos orígenes. Finalmente, se lleva la botella a una estación de reciclaje (la ubicación y funcionamiento de estas puede ser consultado por medio de la CAR y la Secretaría de Ambiente) o se debe llamar a compañías encargadas del acopio como Team Foods, marca conocida por darle una segunda vida al material en Cundinamarca y Bogotá.
“También contaremos muy pronto con puntos para depositar el aceite de cocina usado en nuestra institución, así como ya hemos venido trabajando en un proyecto similar para depositar medicamentos vencidos”, explica Sandra León.
Por último, las botellas de aceite de cocina son llevadas a una planta de tratamiento donde es convertido en su mayoría en biodiesel, que es un combustible menos contaminante que la gasolina corriente, y también puede llegar a ser convertido en abonos, ceras, cremas, velas, detergentes y pinturas, entre muchos más productos que demuestran que este residuo tan contaminante tiene una segunda vida.