Páramo de Sumapaz: el tesoro verde de Cundinamarca
Agua, alimento, naturaleza y turismo, entre los servicios ecosistémicos que ofrece este ‘tesoro verde’ de nuestro departamento.
Los páramos de Sumapaz y Cruz Verde, que son tratados como un solo complejo natural por distintos órganos administrativos colombianos: el páramo de Sumapaz, cuenta con una extensión de 333.000 hectáreas cuadradas, lo que los convierte en uno de los más grandes del mundo. Según el Instituto Alexander Von-Humboldt, está extensión se describe así: “Se extiende en la cordillera Oriental de Colombia, al sur de Bogotá, entre los departamentos de Cundinamarca, Meta y Huila”.
Esto significa que la extensión del páramo no solo abarca las localidades de Usme, Ciudad Bolívar y Sumapaz, sino que los municipios de Cubarral, La Uribe, Colombia, Guamal, Gutiérrez, Cabrera, Lejanías, Une, Pasca y San Bernardo le comparten, cada uno, 10.000 hectáreas cuadradas. Este dato hace a distintas instituciones de Cundinamarca, como nuestra Universidad desde la producción de conocimiento, uno de los actores claves en la preservación de este ‘tesoro verde’.
‘Fábrica de agua’
El complejo de Cruz Verde y Sumapaz también está integrado por otros páramos como Choachí, Las Ánimas, Las Mercedes, El Cedral, Andabobos y El Cajón. A través de estos ecosistemas, el páramo contribuye de distintas maneras a Cundinamarca: una, y quizá la más importante, es siendo la fuente hídrica de los municipios de La Calera, Choachí, Ubaque, Une, Gutiérrez y colaborando con el uno por ciento del agua consumible de Bogotá (según el Instituto Humboldt).
Parece pequeño este porcentaje, pero hay que recordar que Bogotá es una ciudad que está por encima de los ocho millones de habitantes. Por otra parte, el consumo de agua del páramo de Sumapaz alimenta actividades económicas como usos agrícolas, ganaderos, minero-energéticos y de consumo rural de los municipios de Cundinamarca.
La capacidad de Sumapaz para ‘producir’ este gran volumen de agua se debe a la relación que existe entre sus formas de vida (fauna y flora) y sus condiciones climáticas. Empezando porque el páramo llega a una altura que supera los 4.000 metros sobre el nivel del mar, donde la cordillera es hogar de los frailejones y otras especies vegetales que han evolucionado para captar el agua de la niebla y redirigirla hacia el suelo.
Por gravedad, estos pequeños caudales bajan de la montaña y, generalmente, forman quebradas, que luego alimentan cuencas o ríos más grandes. Algunas de las lagunas que hacen parte del páramo son: Boca Grande, laguna Larga, laguna la Guitarra, laguna la Cajita y las lagunas de Chisacá.
Tierra productiva
Por supuesto, el agua y la variedad de suelos y pisos térmicos que componen Sumapaz, lo convierten en una tierra productiva, en términos de variedad de cultivos. De hecho, los pueblos chibchas que vivían en esta tierra, como propone el profesor Carl Henrik Langebaek en su libro ‘Antes de Colombia’ tendían más a una agricultura en la que se sembraban diferentes especies en un mismo lugar, que una agricultura enfocada a una sola especie vegetal.
Actualmente, el modelo agropecuario es totalmente distinto. Según el instituto Von-Humboldt, la ganadería bovina y el cultivo de papa son las principales actividades agropecuarias. “No quiere decir que no se encuentren otros tipos de actividades
agropecuarias – como el cultivo de cebolla, zanahoria, frutales (mora) y el ganado ovino o
equino, sino que estas son muy marginales en comparación con el sistema predominante
papa/ganado”, indica el Instituto.
Las malas prácticas agropecuarias, además, han impactado a los importantes ecosistemas del páramo: la ganadería intensiva y los monocultivos de papá desplazan a los frailejones y a los osos andinos, los insecticidas no regulados aniquilan colmenas de abejas y también apiarios, y los perros ferales que son envenenados en las fincas se convierten en carroña tóxica para los cóndores de los Andes.
A pesar de que tanto la Corporación Autónoma Regional (CAR) y la gobernación de Cundinamarca están al tanto de estos problemas, las soluciones no son inmediatas porque todavía falta fortalecer a los pequeños productores y a las empresas familiares de campesinos para que sus cultivos y emprendimientos puedan ser tan sustentables como sostenibles.
Las alternativas
Una de las alternativas para aprovechar los servicios ecosistémicos de Sumapaz de manera sostenible ha sido el turismo, que en los últimos años ha sido visitado por personas de todo el mundo que quieren conocer el Parque Natural. También las pequeñas empresas del páramo han creado un turismo enfocado en brindar una experiencia ecológica a los visitantes, en la que conocen métodos de cultivo y aprovechamiento de la energía, que no afectan al páramo.
La Universidad de Cundinamarca no solo ha documentado este tipo de alternativas, sino que las promueve y ha generado investigación alrededor de ellas y de los aspectos naturales y socioeconómicos de Sumapaz. Por ejemplo, hoy se ejecutan dos proyectos de investigación que buscan frenar el crecimiento de retamo espinoso en distintas localidades de Bogotá y en municipios del departamento, ya que, esta especie vegetal, que fue introducida durante el siglo pasado se ha convertido en un problema ambiental que puede afectar flora nativa de la sabana y los cerros.
“Los páramos como Sumapaz han sido afectados por la influencia de factores antrópicos en los últimos años, que se consideran de dos tipos: uno es el cambio climático por calentamiento global, y el otro se refiere a los impactos locales como la ganadería extensiva, malas prácticas agrícolas, deforestación y proliferación de especies no nativas e invasoras como el retamo espinoso (Ulex europaeus), que afecta la biodiversidad por competencia y causa incendios en los páramos”, señala Álvaro Celis, investigador adscrito a la Universidad de Cundinamarca y uno de los líderes de estas iniciativas.
Vale la pena mencionar, que también desde el programa Zootecnia se están realizando proyectos de preservación del tigrillo lanudo, especie felina autóctona del departamento y del páramo. Sin embargo, uno de los productos de investigación con los que la UCundinamarca ha colaborado en la investigación del páramo es precisamente, el libro del profesor Nelson Fonseca: ‘Modelo De Integración Agroempresarial Para La Provincia Del Sumapaz En Cundinamarca-Colombia’, publicado por la editorial Universidad de Cundinamarca. Como cierre de este especial lo entrevistamos.
Cifras (para realizar infografía)
Nombre: |
Páramo de Sumapaz (Parque nacional natural Sumapaz) |
Extensión |
333.000 hectáreas cuadradas 142.000 hectáreas bajo protección |
Altura |
Desde 1.600 hasta 4.506 metros sobre el nivel del mar (El nevado, Bogotá) |
Principales ríos |
Ríos Tunjuelo, Sumapaz, Blanco, Ariari, Guape, Duda y Cabrera |
Especies (censadas) |
Vegetales: 897 Mamíferos: 260 |
Especies (distinguidas) |
Frailejón Oso de anteojos Cóndor de los Andes Venado cola blanca Tigrillo lanudo |
Ubicación en Cundinamarca |
Pasca, Arbeláez, San Bernardo, Cabrera, Gutiérrez y Bogotá |
Productores agropecuarios* |
50.000 |
Area sembrada* |
20.000 hectáreas |
Producción de papa* |
44.128 toneladas al año |
*Cifras plan departamental de extensión agropecuaria 2020