¿Cómo nos cambió la pandemia?
Todavía hoy, más de seis meses después de comenzar el confinamiento, nos sentimos extraños, como que no entendemos qué es lo que ha estado pasando, no ha sido fácil de asimilar que el mundo cambió, que nuestro entorno social y laboral es diferente.
Charles Dickens dijo: el hombre es un animal de costumbres, ahora lo vemos más vigente, nos cambiaron las costumbres, nos desestabilizaron, confinaron y nos dimos cuenta de que realmente estábamos acostumbrados a ser libres y a vivir.
Es allí donde nos debemos cuestionar, ¿cómo estamos viviendo?, ¿somos conscientes de lo que hacemos a diario y de cómo lo hacemos? Trabajamos a diario, muchas veces lo hacemos por inercia, cuando algo cambia en nuestro día a día reaccionamos y tratamos de volver a la normalidad; esta experiencia nos ha enseñado entre tantas cosas que debemos estar más preparados para el cambio… que lo único constante es el cambio como lo afirmó Heráclito, debemos reflexionar en cómo es nuestra vida en todo sentido.
¿Qué tan preparados estamos para afrontar los cambios? Laboralmente hablando, se han considerado algunas estrategias apoyados en los sistemas de calidad que han intentado incursionar en este tema tan complejo, es el tiempo en que estamos revisando los diferentes protocolos y viendo sus resultados, ¿realmente funcionaron?
A nivel familiar ha sido para la gran mayoría un reto, todos nos acostumbramos a nuestras propias rutinas, cuando nos encontramos en casa nos ha tocado reacomodarnos a convivir con nuestra propia familia, a reencontrarnos.
¿Qué nos deja este confinamiento? A nivel laboral siempre añorábamos trabajar desde casa, ¿lo logramos? Para la gran mayoría de nosotros fue una sorpresa encontrarnos con la situación soñada del trabajo virtual y darnos cuenta que estamos disponibles a un clic, pero no contábamos con que ese clic pudiera jugar en contra nuestra con la acumulación de trabajo diario, con que las jornadas se hicieran más extensas y que inclusive los fines de semana y festivos se confundieran con días cotidianos.
Dado que se debía seguir trabajando, nos falta mucho por reglamentar para esta modalidad de trabajo, es un inicio, pero un inicio que nos dejó fuertes.
¿Qué pasó con nuestras familias?, ¿con nuestras costumbres? En nuestros hogares vivimos sentimientos encontrados, el estar nuevamente en contacto permanente con los nuestros tuvo sus facetas, al principio fue curioso e interesante, después tal vez no fue tan agradable y cuando ya nos estábamos acostumbrando se termina el confinamiento, nuestras costumbres fueron cambiadas abruptamente y después de muchas reflexiones comenzamos a añorar hasta las más simples.
Para la posteridad nos queda el darle la importancia que se merece a nuestra familia y a nuestros momentos cotidianos, el vivir buscando la felicidad en cada momento, en cada persona con la que compartimos a diario, disfrutar de la mejor manera de todo lo que nos brinda la vida a cada instante.
Por: Juan Carlos Torres Sandoval
Director Administrativo, Zipaquirá.