Estudiar Música en confinamiento, un reto para artistas

Por: Lorena Chacón

Oficina Asesora de Comunicaciones

Universidad de Cundinamarca

Aprender a tocar un instrumento, afinarlo, leer una partitura, y adquirir todos aquellos detalles que configuran la formación de un artista en la academia no ha sido una experiencia fácil en este confinamiento, en el que las clases del programa de Música de la UCundinamarca fueron mediadas por la tecnología, desde el mes de marzo. Estudiantes y docente nos cuentan sus experiencias.

Para el profesor Diego Andrés Herrera Guerra, maestro en Música graduado de la UCundinamarca y Bachelor of Music Contemporary Writing & Production de Berklee College of Music en Boston (USA), quien actualmente se desempeña como docente de Producción Musical en la institución afirma que: “Cuando el objetivo es aprender, no importa si es presencial o virtual, obviamente, ambas modalidades tienen sus ventajas y desventajas, pero considero que estudiar música en confinamiento, es una gran oportunidad para que tanto profesores como estudiantes saquemos aún más provecho de los recursos tecnológicos que se tienen al alcance de la mano, ya sea un computador, una tablet o un celular. Y en el proceso, sorprenderse de como con estos recursos somos capaces de mejorar nuestras habilidades musicales y al tiempo compartirlas con otros estudiantes a través de videos hechos en casa”.

Por su parte, para Leidy Lorena Cumbe Amézquita, estudiante de noveno semestre del programa de Música, estudiar este pregrado en confinamiento se convirtió en una experiencia un poco agobiante debido a la acumulación de trabajo y a las extensas jornadas académicas frente a un computador. Lo cual le ha generado algo de estrés y frustración, pero ha logrado poco a poco un proceso de adaptación y ha conseguido aprender nuevas herramientas digitales que han facilitado sus actividades; sin embargo extraña las clases presenciales.

El profesor Diego comenta que ha experimentado una situación muy particular debido a que hasta este año comenzó a dictar clases en la institución y solo alcanzó a tener un mes y medio de clases presenciales porque el resto del primer semestre se desarrolló de manera virtual. A pesar del cambio de modalidad, el docente se ha sentido muy a gusto con las clases virtuales, ya que puede mostrarles a los estudiantes más herramientas y recursos de trabajo que puede compartir desde su computador, lo cual no podía hacer tan fácilmente en las clases presenciales por términos de logística y recursos. No obstante, siente que hace falta la interacción activa que está presente en las clases presenciales, donde se pueden establecer relaciones más estrechas con los estudiantes.

En contraste, la estudiante Lorena percibe la experiencia como un poco compleja, puesto que las clases de instrumento, para ella, requieren acto de presencia porque facilitan el desarrollo de la clase y que la misma sea comprendida de una mejor manera. Lorena considera que estas clases son muy similares al entrenamiento físico de un deportista, dado que se realizan diferentes actividades donde el cuerpo es la herramienta principal y se requiere que el maestro esté atento a la técnica y su perfecto funcionamiento en el desarrollo de cada movimiento en tiempo real. Sin embargo, al encontrarse en una situación donde se requiere el uso de una herramienta virtual, esta situación llega a crear algunos sentimientos de estrés y frustración en el estudiante, pues dificulta que haya una comprensión profunda de la técnica y de los elementos que están involucrados en la expresión corporal.

En cuanto al día a día de las jornadas académicas, para el docente las clases de producción tienen una duración de tres horas, por ende, un día como el miércoles que dicta dos clases, la jornada inicia hacia las nueve de la mañana con la clase de Teoría del Audio, a esa hora los estudiantes se comienzan a conectar y mientras eso pasa, Diego coloca algo de música para amenizar el rato de espera,   hacia las nueve y quince, ya están la gran mayoría de estudiantes conectados y comienza la clase. Luego a las diez y media de la mañana, el profesor les indica a sus estudiantes que hagan una pausa activa de diez minutos. Después del receso retoman la clase hasta las doce del mediodía, hora en la que termina la sesión y posteriormente el profesor envía el reporte de evidencias a través de la plataforma de la universidad.

Después, en la tarde, la siguiente clase que dicta el maestro es Fisiología del Sonido, hacia la una de la tarde, entonces él aprovecha esa hora para preparar el almuerzo y descansar un poco. Ya siendo la una aplica la misma dinámica de la clase de la mañana, haciendo un receso a las dos y media de la tarde y terminando la clase a las cuatro en punto y finaliza subiendo las evidencias.

En el caso de Lorena, su jornada académica inicia algunos días con la clase de Orquesta Tropical desde las siete hasta las nueve de la mañana, continua con la clase electiva de Canto Tropical de nueve a once y luego de once a una de la tarde hace un descanso para almorzar,        descansar y adelantar trabajos. De una a cuatro de la tarde participa en la clase de Fisiología del Sonido; de cuatro a cuatro y media hace un receso de treinta minutos y de cuatro y media de la tarde a hasta altas horas de la noche se enfoca en desarrollar tareas y actividades académicas pendientes.

Así mismo, con respecto a la situación de la pandemia que estamos viviendo, el profesor Diego opina que las presentes circunstancias tiene pros y contras; por ejemplo, el hecho de no poder salir libremente, participar en actividades de entretenimiento y compartir con los seres queridos, es algo que le ha costado bastante, pero al mismo tiempo, eso ha hecho que él le de más valor a sencillos momentos, como tomarse una cerveza con sus amigos o tan solo salir a caminar sin necesidad de usar un tapabocas durante todo el recorrido.

En cuanto al sector educativo, el maestro afirma que: “Es uno de los pocos sectores privilegiados donde se puede seguir con las clases de forma continua, es indiscutible la facilidad que nos brinda la tecnología para seguir dando clases virtualmente, a pesar que toma tiempo adaptarse al cambio de modalidad, opino que el objetivo de seguir formando profesionales preparados se sigue cumpliendo a cabalidad”.

De acuerdo con la percepción de Lorena, la pandemia y los cambios que ha generado han afectado a unos estudiantes más que a otros. Ella piensa que: “No se ha tenido en cuenta la capacidad adquisitiva limitada que tienen varios de los estudiantes y profesores. Específicamente en el programa de Música, algunos estudiantes no cuentan con ingresos suficientes para la adquisición de un instrumento, dependen totalmente del acto de presencia para poder llevar a cabo sus trabajos, sus tareas, sus prácticas, entre otras actividades similares. Por supuesto, cabe destacar que tampoco cuentan con la capacidad adquisitiva para obtener un computador, y esto sumado al hecho de no poder ejercer la actividad correspondiente, hace más difícil su aprendizaje en tiempos de pandemia”.

Lorena precisa que: “Suponiendo que el estudiante o el profesor tengan a la mano estas herramientas, es muy difícil cumplir la misma expectativa de aprendizaje que obviamente se sabe que se tendría estando cara a cara, pues la modalidad virtual, aunque es un recurso útil, no puede satisfacer en los mismos porcentajes a todos los estudiantes”.

Finalmente, tanto para Diego como para Lorena, la música cobra mayor relevancia en el presente. El profesor cree que: “La música tiene un poder de sanación y de compañía ilimitado, aún más en situaciones tan difíciles como la que estamos atravesando. Es por esta razón, que a lo largo de este confinamiento, hemos presenciado varios conciertos virtuales donde diferentes artistas se unen para llevar un mensaje de fortaleza y esperanza. Igualmente, la música ayuda a hacer procesos de catarsis y desahogo emocional, a sentirse acompañado, a cambiar el estado de ánimo, a sentir que el tiempo pasa más rápido, a relajarse, solo por mencionar algunos de los beneficios que contiene este bello arte, y que necesitamos en este momento de confusión, incertidumbre y preocupación”.

De igual manera, Lorena opina que: “La música cumple un papel importante en esta sociedad, más que solo como un medio de entretenimiento, también en el ámbito de la educación, la música como disciplina es parte de un proceso cognitivo y sensorial el cual permite que niños, jóvenes y adultos mantengan una buena salud mental y hagan del confinamiento una experiencia más llevadera”.